Primer beso

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Seto estaba terriblemente mal, habia salido con su prima Mai al cine para distraerse, pero al verlo Yami habia salido a toda prisa. Realmente lo habia herido o eso creía, suspiro frustrado. Debia reeconciliarse con el, Yami fue como otros días al trabajo, al llegar a la oficina entro serio, cabisbajo sus libretas y mochila ya no tenian dibujos de anime, por curiosidad Seto vio la libreta. Que tenia una pasta dura de color amarillo, sus ojos se abrieron por la sorpresa habia unos extraordinarios dibujos, todos eran bastante buenos llenos de detalles pero barios de ellos estaban rallados. Yami miro con atención la taza que estaba en el escritorio era la misma que habia roto días atras, estaba pegada y en las grietas estaba pintada de color oro.

-Es una vieja costumbre japonesa, rellenar los cacharros con oro, para recordar su historia...-

-Que historia?-

-Lo que comenzó como un bello detalle y termino en tragedia, por culpa de un viejo amargado, solo que no tengo presupesto para el oro.-

-No eres amargado Seto estabas estresado.-

-Entonces no niegas que estoy viejo eh?-

-Este yo...-

Seto abrazo por la espalda a Yami.

-Lo lamento... No debi haber actuado asi.-

-Seto...-

Seto tomo a Yami del mentón obligandolo a verlo, a una nada de darse un beso tocaron la puerta. Obligando a cortar de tajo ese hermoso momento.
Seto abrio la puerta, entro un hombre llamado Jaden Yuki. Quien al ver a Atem empalidecio como si viese un muerto resucitar.

-Tienes un gran parecido con Carly Muto... Sus mismos ojos, la misma boca y ese singular cuerpo esbelto...-

-Carly era mi madre... La conoció?-

-Como que era tu madre?-

-Mi madre murio hace años.-

-De verdad lo lamento pequeño... Por lo visto no sabes quien soy.-

-No... ¿Quien es usted?-

-Soy Jaden Yuki... Tu padre.-

-Que?!!-

Atem empalidecio ante el asombro.

-Tu... No eso es imposible... No tu no eres mi padre, un padre no avandona a su mujer ni a su hijo...-

Dijo Atem tratando de no llorar, lo que alerto a Seto y fulmino con la mirada a ese hombre.

-Tienes razón... Pero es que yo era muy joven para un compromiso asi de grande. Yo queria mucho a tu madre, pero si pudo abrir sus piernas conmigo, lo pudo haber hecho con cualquiera.-

-Como sea... Esa es una escusa muy pobre.-

Interrumpio Seto quien saco al hombre de la oficina y lo guió con otro abogado, Yami estando en la incomoda soledad de ese frio despacho jurídico, tratando de asimilar todo lo que habia pasado sin tomarle mucha importancia a que Seto por poco lo besa. Seto entro minutos mas tarde, cerrando la puerta atras de el, suspirando pesadamente. Sus ojos vagaron por toda la oficina clavando con dulzura, su mirada en Atem el chico habia limpiado la oficina y del cansancio se habia quedado dormido en el pequeño sofa que habia ahi, era para un máximo de dos personas. Y el chico estaba ahi hecho bolita como un tierno felino, Seto miraba embelasado el simpatizante respirar de Atem, el como su pecho subia y bajaba rítmicamente, su boca entre abierta dando un aire sensual al joven durmiente. Se acerco lentamente a el, mirando fijamente esos labios de tentación que gritaban que querian ser basados... Seto como el mas fiel de los sirvientes obedecio al llamado de aquella boca que quería ser probada. Se hacerco lentamente a los labios de Atem, sus ojos se cerraron al suave contacto de los labios ajenos, aunque queria no podia profundizar aquel beso, ya que despertar a ese bello durmiente, era un cruel pecado. Poniendose atras del computador comenzo a hacer un expediente de su nueva clienta, de cuando en cuando se distraia al ver a su dormido ayudante.

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