VIII

56 16 9
                                    

(Agustín)

Definitivamente Santiago nos iba a matar.

Era una reunión pequeña habíamos dicho, solo nosotros seis.

Bueno, hubo un pequeño inconveniente. No sabemos como carajo casi todo el colegio se entero de que Santiago Picket tenia casa sola. Muchas personas empezaron a llegar, trajeron alcohol, drogas y enormes parlantes. Si no moríamos en manos del dueño de la casa estoy seguro de que moriríamos en manos de los vecinos.

O de la policía. Era muy probable que los vecinos denunciaran por todo el ruido que se escuchaba por casi toda la calle.

- ¿De dónde mierda salió toda ésta gente? - preguntó una ya muy borracha Kiara .

Había llegado tarde porque se tuvo que escapar de su casa. Un problema con sus papás y su tío, no entendí muy bien. De todas formas no perdió el tiempo y ya estaba totalmente ebria.

- No tengo idea - dije dándole una calada a mi porro

No había tomado casi nada, pero si me había drogado como un grandisimo idiota. De un momento al otro estuve muy feliz. La vida es hermosa, ¿no creen?

Yo creo en las hadas, creo creo.

Deja de ser tan estúpido.

Ey, culpa a la droga.

Bueno ya basta.

Camila brillaba por su ausencia, pero la ultima vez que la vi me dijo que iba a ir al baño.

Un momento...

Como si en mi cerebro algo hiciera click me acordé que no debíamos dejar a Cami ir al baño sola, por su enfermedad.

Me levanté un poco mareado y fui a buscar a Santiago a quien encontré bailando arriba de la mesa, sin camisa. No hace falta aclarar que ya esta totalmente borracho, me las ingenie para poder pasar entre todas las personas y al fin llegue a él. Le agarré el brazo y lo bajé de la mesa. 

- Hola, amigooo - dijo, y creo que me emborrachó con su aliento - Interrumpiste mi show, espero que sea importante.

- Si, lo es. Camila - no tuve que decir mas, mi amigo reacciono al instante con solo oír su nombre.

Su cara se transformó en preocupación pura.

- ¿Qué le paso? ¿Está bien? ¿La lastimaron? ¿Dónde está? - preguntó demasiado rápido, no se cómo hice para entenderlo.

- Se fue al baño, hace un rato

- ¿QUÉ? ¿La dejaste ir sola? ¿Es que sos imbécil o qué te pasa?

No me dio tiempo a responder porque salió corriendo, mejor dicho intento correr sin caerse.

Cuando desapareció de mi vista me concentre en algo que había llamado mi atención. No veía muy bien, mi vista se nublaba en algunos momentos, pero cuando logre distinguir sentí el enojo y la impotencia corriendo por mis venas. Era algo horrible en el estómago, nunca lo había sentido. 

Sofía bailaba muy pegada para mi gusto con un imbécil que no conocía. Estaban peligrosamente cerca. Apreté mis puños a los costados y caminé hacia ellos.

- ¿Qué estás haciendo?

Y a vos que carajo te importa.

Obviamente no tengo ningún derecho a preguntarle, no somos nada. Pero estoy drogado, mi mente no esta reaccionando.

- Oh, estoy cocinando, ¿no es obvio?- contestó blanqueando sus ojos.

Sí, cuando Sofia estaba borracha era más sarcástica de lo normal.

Adolescencia Con Todas Las LetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora