I.

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(Camila)

Día normal en mi colegio secundario, pero no para mi, sino para las personas que no sufren lo que sufro yo constantemente. Me encuentro en el baño, vomitando, de nuevo. No toqué mi comida, me veo gorda, recibo burlas constantes por parte de mis compañeros , mis amigos tratan de apoyarme como pueden, pero es difícil, ya que ellos sufren problemas igual o más graves que el mío. Sigo vomitando. He tenido estos episodios desde hace tres meses. Mi mamá me insistía con llevarme al médico ya que le preocupaba que sólo al terminar de comer me sintiera culpable y me llevara los dedos a la boca induciéndome el vomito. Luego de un mes intenté que mi mamá no se enterara cuando vomitaba.

- Cami, ¿estás acá? - reconocería esa voz en cualquier lado, era mi amigo Santiago.

- ¿Qué haces? Estás en el baño de chicas. - le dije nerviosa ya que no quería que me viera así.

- ¿Te pensas que me importa? ¿Estás bien? ¿Querés que llame a alguien?

- NO - grité  

- Camila necesitas ayuda

- Y qué, ¿vos no? Anoche me estuviste mandando mensajes mientras estabas borracho, es día de semana Santiago - mierda, se me pasó la mano - perdón Santi no quise decir eso.

Silencio

Arcada

Pero no mía. De Santiago. 

-¿Santi? ¿Qué te pasa? - le pregunté ya que no podía verlo

- Resaca, pero estoy bien, sólo me duele un poco la cabeza, bueno contame, ¿qué pasó?

Respire profundo antes de contar mi mañana.

***

Sonó mi despertador, había pasado una noche de mierda así que con muy pocas ganas me levanté. Como todas las mañanas me miré al espejo de mi baño.

Mirate, estás obesa, quien te va a querer así? Tenes que hacer algo para verte mas flaca.

Esa estúpida voz en mi cabeza no me dejaba tranquila, me metí los dedos a la boca y... vomite, no se que vomite exactamente porque no había comido nada desde ayer a la tarde.

- ¿Hija? - mi mamá entró, como siempre, sin golpear la puerta - Tenés el desayuno abajo 

- Okey ma, ahora voy

- ¿Qué estás haciendo? - sentí los zapatos de mi mamá acercarse a la puerta - Camila, ¿estás vomitando de nuevo?

Cerré los ojos, inhale y exhale. No quería preocupar a mi mamá. Iba a tener que mentir.

- No, sólo me estoy lavando los dientes - dije mientras me levantaba lentamente y bajaba la tapa del inodoro tratando de no hacer ruido.

Puse pasta de dientes en mi cepillo y me lo llevé a la boca justo en el momento en que mamá entraba a mi baño. Mi mamá me observó aliviada, aunque no muy convencida, no me creía.

¿Se han dado cuenta que las madres saben todo?

No importa si ustedes creen que están guardando muy bien un secreto, sus madres lo van a saber, yo no entiendo como hacen eso. Nos conocerán demasiado bien o nuestra cara nos delata.

- Está bien hija,  baja a desayunar, vas a llegar tarde al colegio

- Ahora bajo, me tengo que terminar de vestir - mi mamá solo asintió mirándome preocupada y se fue.

Bien. Ahora que mierda me pongo con el cuerpo horrible que tengo, me miré al espejo, de cara no era hermosa pero tenia lo mío. Agarré mi pelo haciéndome una cola de caballo y me delinee un poco los ojos. Tenía un color de ojos raro, eran grises pero a veces tiraban a un azul medio claro y mi cabello es rubio. Bueno, la cara lista. Faltaba lo peor, y lo más complicado. Tenía sobre la cama, un jean azul combinado con una remera simple de color negro. Esa era la primera opción. La segunda consistía en un jean negro y una blusa sencilla blanca. Me decidí por la segunda. Total cualquier cosa que me pusiera me iba a quedar mal.

Adolescencia Con Todas Las LetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora