Capítulo 3

73 3 3
                                    

Una adolescente, hermosa a todos ojos, caminaba por los pasillos del Instituto ese de Madrid, tenía una hermosa melena rubia y estaba medianamente bronzeada, dotada de unos ojos café preciosos. Pero nadie osaba acercarse a ella, tachada de loca. Seguramente el motivo fuera sus gustos; ayudar a los animales está bien, se respeta y eso, otra cosa es estar tan sumisa en el mundo animal, que uno no se da cuenta de que realmente existe algo llamado socializar -y no es un mito, te lo juro por mi móvil-, pero tampoco viene a importar mucho.

La muchacha, frenó en seco delante del enorme y gigantesco corcho de noticias, y, procedió a pegar -encima del anuncio "Baile de animadoras y entrenamiento exclusivo de nuestro equipo de fútbol, este viernes a las 16:57."- un cartel con bastantes animales y coloridos en el que ponía: "¡No compres, adopta!".

-¡Miau!- comenzó a "ronronear"- así está mejor, seguro que esos estúpidos anuncios salen hasta en el aula de profesores.

Pasó unos cuantos minutos antes de marcharse, pues, había estado parada enfrente del tablero de noticias admirando su gran "obra de arte". Finalmente se fue hacia su clase farfullando algo sobre una misteriosa desaparición de patos en Manhattan. Al entrar en clase, nadie la saludó, ni siquiera le preguntó dónde había estado, ventajas y desventajas de una vida solitaria.

-Good morning- saludó la profesora Paloma al entrar.

La muchacha sólo pronunció un "hola" casi inteligible y miró por la ventana, deseosa, de ser un libre pajarillo y revolotear por ahí libremente. Suspiró. La clase pasó muy deprisa, demasiado para su curso, ya que si se paraba a mirar fijamente el reloj, se podía ver como la manecilla de las horas avanzaba a una rápida velocidad y, que la de minutos viajaba como si estuviera a cámara rápida, así que al fin y al cabo, la clase acabó. Nada más desaparecióla profesora por la puerta, apareció Cristina con su séquito de lobas hambrientas detrás. ¿O eran zorras? No se podía saber detrásde esos botes de pintura hechados a la cara, pero algo parecido a leonaas hambrienta eran. Pero sin ser tan elegantes.

-Oye, April, ¿por qué estás interesada en los animales abandonados? - masculló aquella vívoraen forma humana con colmillos venenosos- ¡Está claro que están hechos una mierda!

Su séquito de pijas con demasiado rímel y pestañas postizas la apoyó diciendo cosas como "Tiene razón.", "No están vacunados.", "April, eres estúpida." y cosas más hirientes y que no se deberían escribir en un texto. Sin embargo, la muchacha, sólo la miró a su contrincante y dijo sin inmutarse:

-Si tanto te importa que estén limpios los animales, intenta primero lavarte de la cara toda esa porquería que llevas puesta, - la señaló con un dedo- además, seguro que son más humanos que tú, como mínimo no le piden cuarenta euros diarios a sus padres para irse de compras al centro y mirar los traseros de los dependientes masculinos. Adiós.

Y se marchó dejando atrás a las -jodidas- adolescentes con demasiadas hormonas. Comenzó a deambular por los pasillos del instituto, cualquier cosa servía para intentar despejar su mente. Sin embargo, su tranquilidad duró poco: pudo presenciar como Ana -una chica del séquito de Cristinade un curso más mayor que ella- perseguía a una chica. En ese momento, no le importó que la chica tuviera el pelo de color rosa o que no supiera pelear, tenía que hacer algo. Y lo hizo: se plantó delante de Ana, frenándole el paso.

-¡No compres, adopta!- gritó dejando atónita a la chica, que abrió la boca.

Aprovechando eso, April le metió en la boca un folleto. Cuando Ana terminó de escupir el follleto, Aprl le metió dos en la boca y, cuando los volvió aescupir le metió tres. Cuando ya vio que la muchacha vomitaba papel y necesitaba ir a urgencias, dio su trabajo por hecho. Y se fue por un pasillo cualquiera, como si no hubiera pasado nada, aunque parciera que la joven moribunda iba a morirse. Apenas quedaban dos minutos para que empezase su clase de Mates, tenía que darse prisa; cuando casi ya le quedaba poco para llegar a su aula divisó algo extraño. Se escondió detrás de una columna y miró hacia el aula sospechosa. Sólo divisó una pareja besándose. No se preocupó en lo más mínimo, y se dirigió a su clase.

No se fijó ni en el arma, ni siquiera a la víctimas. Nunca sospechó nada de lo que pasóen realidad. Seguía pensando en la desaparición de patos de Manhattan.

NA: Este capítulo va dedicado expresamente a NataClarinete. ¡¡Saluudosss!! *saluda a la pantalla aunque sabe que nadie la podrá ver*. Espero que a alguien le haya gustado y, que si llega a ser el caso, como mínimo me gustaría 1 comentario. Solo uno...¿no? Pues...pues...voy a subir capítulo igualmente. *mira con cara enfadada mal fingida*

¡¡Bye!!

El Club PersonalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora