XLVI

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«Cuando la presión en el pecho desaparezca,  la tristeza y amargura no se sientan. Cuando el mundo deje de ser gris y las personas sólo fantasmas.
Cuando el ahogar los anhelos y los sentimientos ya no sea una rutina,  ya no sientas mi melancolía y  mi rostro ya no sea sombrío.
Significa que me rendí, que ya no existo.
Y quizá ahora sea el momento de dejar de existir.»

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