Capítulo 1: Cambios

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La vida universitaria no es tan divertida como muchos creen, tiene su lado divertido, pero solo si aprendes a ser organizado para mantener un buen desempeño en la escuela, porque es muy fácil desviarte en el camino, dejando a un lado los estudios por las fiestas y el descontrol, mis más sinceros respetos para las personas que pueden ser súper fiesteros y buenos estudiantes, yo de plano no puedo. Creo que es más fácil desviarte cuando elegiste una carrera de la que no estabas muy segura, que para ser franca yo nunca supe con exactitud que iba a estudiar cuando llegara a este punto, y de hecho la historia de porqué estoy aquí es graciosa, siempre que lo pienso si mis padres no me hubiesen casi obligado a seguir estudiando no sé qué sería de mi vida; heme aquí, aferrándome a lo único seguro que tengo, la decisión de mis padres para que estudiara Administración.

Aparentemente no tengo tanta vida social como la mayoría de mis conocidos y amigos, pero de vez en cuando salgo, más que a nada a bares, por una, dos, tres o más cervezas, depende de la temporada escolar, aunque también soy una aficionada a salir a bailar, no salgo tanto como me gustaría. Tampoco es que me vaya todos los viernes a fiestas porque no, socializar con personas de mi edad no es lo mío. Aunque muchas personas crean que no exista alguien que en pleno siglo XXI prefiera quedarse en casa viendo televisión, leer o quedarse en su cama revisando sus redes sociales aunque no haya nada nuevo, para embriagarse, conocer muchas posibles parejas sentimentales, tener muchos amigos, inclusive tener sexo descontrolado; existe alguien así y soy yo, no solo les pasa a los personajes de los libros que te hacen soñar despierta, pasa en la vida real, en serio que sí, es normal, si es normal, ¿no?, porque a mí me pasa.

Mi vida sentimental parece cliché porque suele tener tintes de novelas románticas que suelo ver en películas o bien de los libros que leo, me gusta pensar que yo soy esos personajes, claro está que por mi forma de ser porque en relaciones sentimentales no tiene que ver, bueno tal vez se parezcan a veces, solo a veces.

Sin embargo, mi vida es casi perfecta en éste momento, de ensueño, vivo con mi mejor amiga, tengo un novio que me ama y me trae loca...

«Ya va a ser su cumpleaños y todavía no sé qué le voy a regalar», «¿Y si le hago una fiesta sorpresa?», pensaba.

—¡Valarie preparé lasagna! No voy a volver a gritarte para que bajes a cenar –nuevamente gritó mi mamá desde el piso de abajo interrumpiendo mis pensamientos.

—¡Ya voy má! –grité desde mi habitación.

Baje corriendo las escaleras mientras mi familia ya me esperaba en el comedor. Desde que me mudé al apartamento de Simone no los he visto, esta semana iba a estar relajada en la escuela por lo que me tomé el fin de semana para venir a visitarlos, extraño está casa, mi cuarto y por supuesto a mi extraña familia. En está casa he vivido casi toda mi vida, viví sus transformaciones y ella las mías, nos fuimos haciendo grandes, la extraño porque es lo más cercano que conozco como hogar, no extraño tanto mi cuarto porque en el apartamento de Simone mi cuarto está mejor decorado, mi cama es el doble de camas -porque junto las dos camas que estaban allí-, tengo mi propio baño -casi- y... ¡vivo con mi mejor amiga!

Hice una sonrisa incómoda y me senté en el viejo comedor, pequeño, pero... confortable. Mi hermano hizo un ademán con su mano insinuando que iban a regañarme, así fue.

—¿Por qué no bajaste cuánto te hablé? –dijo mi mamá- ¿Qué tanto hacías?

—Perdón –rodé los ojos sin que se dieran cuenta-. Estaba leyendo.

—¿Relacionado con la escuela? –mi papá enarcó una ceja.

—Sí –mentí-. Era sobre la administración de recursos humanos, ese libro me da mucho rollo, no es difícil, pero es complicado entender ciertas cosas.

Fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora