Mago Universal, cazador de vampiros (RonaldoMedinaB)

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Mago Universal, maestro de las artes místicas y admirador secreto de sí mismo, levitaba en pose de meditación frente a un ojo enorme de energía azul

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Mago Universal, maestro de las artes místicas y admirador secreto de sí mismo, levitaba en pose de meditación frente a un ojo enorme de energía azul.

Cripto, un vampiro del siglo XIX, deambulaba por Londres, luciendo un suntuoso pero anticuado traje de gala, sobre el que llevaba una larga gabardina negra; como si esos atuendos aún se usaran. Además se creía muy galán, con ese peinado hacia atrás.

Hasta el mismísimo autor sabía que solo existía espacio para un egocéntrico en la historia, y ese era James Jerom, no Cripto.

Le parecía aún verlo escapar de la grieta que surcó el espacio en esa noche siniestra.

Del pequeño orificio oscuro salió una mano, pálida cual muerto; la otra le siguió, y entre ambas ayudaron a expandir la grieta para que un cuerpo emergiera de ella. Se trataba de un hombre alto y corpulento. Su piel era tan pálida como sus manos; sus ojos, tan rojos como el evento cósmico que le dio la libertad.

Lo primero que hizo fue sacudir su traje, de esos atuendos propios del pasado, y pasarse la mano hacia atrás de su cabellera blanca para reafirmar su peinado refinado.

Como Hechicero Protector de la Tierra, la misión de Mago Universal era vigilar las dimensiones y mantener alejadas del planeta a las fuerzas sobrenaturales.

"Cada seiscientos sesenta y seis años, bajo la luz fría de la luna llena, se abre el portal entre dos dimensiones" —Venían a su mente las palabras del Dr. Universal, su antecesor, ya fallecido—. "La Dimensión Oscura y la Tierra nunca están tan cercanas como cuando hay luna de sangre. Recuérdalo, James, y mantente alerta, la fecha pronto llegará y yo no estaré para proteger la pequeña fisura. Puede que alguna de las criaturas escape".

Y así fue, en cuanto Cripto pisó la Tierra, el hechicero le hizo frente. Sin embargo, el vampiro traía consigo polvillo de duende, cortesía de uno de los muchos enemigos de Mago Universal en la D.O., y lo usó para dejarlo inmóvil.

—Ustedes, hechiceros, siempre interfiriendo en los asuntos que no son de su incumbencia —manifestó con acento británico, severo, aunque sin perder la elegancia—. Esperé muchas vigilias para esto —Cerró los ojos y respiró el aroma de la ciudad—. Mi querida Londres... —abrió los ojos con ímpetu al percibir algo extraño—, ¿qué te hicieron? —cuestionó al panear la ciudad.

Mago quiso responder, pero no logró articular palabras debido al transe.

—Tú... infeliz —dijo para James, mostrando sus colmillos filosos—. De seguro tienes algo que ver en esto —Sus ojos sangre eran escalofriantes—. Pero no importa, hallaré la manera de regresar mi amada ciudad a lo que fue.


Habían pasado dos días desde aquella advertencia, Mago lo buscaba por cielo, mar y tierra. Incluso advirtió a Vigilante, su colega —que era héroe en Krimson Hill, uno de los barrios más populares de Londres—, en caso de que lo avistara.

Antología Villanos del Más AlláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora