Simon

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Besar a Baz era como una lucha. Ninguno de los dos le permitía al otro mantener el control mucho rato.
Le beso con fuerza, con ansias.

Estamos sentados en el sofá del apartamento, viendo una película, de esas de acción con muchas explosiones y carreras de coches. Aunque hace rato que ninguno le presta atención.

Después de los últimos meses superando todo lo que ocurrió el pasado invierno, besar a Baz es una de las pocas cosas que me hace olvidarlo todo.

La fría piel de su cara se va entibiando gracias al calor de mis manos. Le acarició la mejilla y bajo mi mano por su mandíbula sin dejar de besarle. Giro la cara para profundizar más, sorbo su labio inferior y llevo mi acariciante mano por su pecho. Toco la piel que queda al descubierto por los desabrochados botones superiores.

Él gime, aprieta sus brazos alrededor de mi cintura y se pega más a mí.
Sé que los últimos tiempos no he sido el novio más activo del mundo, pero cada vez que estamos solos me cuesta un poco más contenerme. Contener el deseo, las ansias de ir un poco más allá.

Empiezo a desabotonar su camisa. Y voy acariciando su pecho. La retiro de sus hombros y rompo el beso para mirarlo.

-¿Simon?- dice Baz con tono interrogante.

Nos miramos fijamente a los ojos y entonces bajo la cabeza y cierro mi boca alrededor de su pezón, succionando y mordiéndolo ligeramente. Gime de una manera muy sexi con su voz un poco ronca. Llevo mis atenciones al otro pezón, pasando mis manos por sus muslos y peligrosamente cerca de sus inglés.

Entonces Baz me empuja, tumbándome en el sofá, y se sube a horcajadas sobre mí.

Primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora