Capítulo 3

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Nota importante: En la novela de Gaara Hiden que salió luego de finalizado el manga de Naruto, Gaara tuvo por un breve tiempo una prometida llamada Hakuto impuesta por el consejo de su aldea, para tener en cuenta. Además, les pido imaginar a Gaara con el peinado que usa en The Last, el que usa en Boruto es terrible. No tengo perdón por el enorme hiatus que tuvo esta historia, sólo me queda decir que al menos ya estoy escribiendo los siguientes capítulos.

Créditos de la portada a su artista.

Enjoy!

CAPÍTULO 3

Cuenta la leyenda que todos nacen con un hilo rojo que conecta por los meñiques a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper. Sin embargo, un chico de ojos perla esclarecería después de su muerte dos hechos clave de esta leyenda; no todos nacen con un hilo rojo del destino, y éste no es imposible de romper.

Neji cerró los ojos y disfrutó la brisa que acariciaba sus cabellos, a pesar de vivir (si podría llamarlo de esa manera) en un estado de meditación y calma constante, el ya no estar en el mundo terrenal no le impedía darse cuenta que, en ese momento, se desarrollaba una fecha importante. El trinar de las aves lo meció mientras divagaba.

Lo que pasó después de su muerte es difuso en su memoria. Se sentía tan en paz, a la vez que torturado, como sabiendo que algo que le faltaba. Apenas su alma llegó al otro mundo, puedo verlo y sentirlo; un hilo rojo anudado en su meñique que se perdía en la inmensidad. Neji preguntó a su padre por la persona que se encontraba del otro extremo, Hiashi sólo sonrió abrazándolo.

—Creo que eso ya lo sabes—le contestó.

El joven pasó mucho tiempo contemplando el hilo, él siempre creyó en el destino, pero nunca pensó que la leyenda del hilo rojo resultara ser cierta. Él estaba unido a una persona, pero ahora había muerto, ¿qué significaba eso? Él había decidido sacrificarse por Naruto, y su hilo rojo perdiéndose en el mundo terrenal parecía una prueba latente de que el Hyuga había cambiado su destino, justo como el rubio le había dicho que era capaz de.

Y en un pasar del tiempo inexplicable para los vivos, era el cumpleaños de Neji. El primero desde que falleció y le era permitido volver a la tierra, a visitar a sus seres queridos. El castaño consideraba cruel ver a su familia y amigos sin que ellos notaran su presencia, pero tenía que comprobar algo. Ese día abrió sus ojos y se encontró en su tumba, en el cementerio de Konoha. Se sentó en ella de manera que quedara de frente a cada persona que le visitara. Poco a poco su tumba se llenó de girasoles, sus flores favoritas. Vio a sus viejos compañeros, a los sensei y a los miembros de su clan. Hinata llegó alrededor del mediodía, con ramo en manos y completamente sola. Lloró mucho ese día, acongojando el corazón de Neji. Al atardecer llegó su antiguo equipo, el castaño no pudo evitar pensar concierta diversión que la hora escogida fue completamente a propósito. Lee y Guy sensei lloraron amplia y abiertamente, y Neji sintió ligeras lágrimas surcar por sus mejillas, no por el sufrimiento que le causó a sus compañeros, sino al notar que la gran bestia verde de Konoha se encontraba en silla de ruedas. Él amaba a su sensei, si bien nunca lo demostraba.

A diferencia de sus compañeros, Tenten lloraba de manera más tranquila. Aun así, Neji pudo sentir que el corazón de la chica prácticamente se caía a pedazos, ¿pero cómo? Neji obtuvo su respuesta cuando la kuinuchi levantó sus manos y las apretó contra su pecho. En su meñique izquierdo estaba el otro extremo de su hilo rojo. Neji no se sorprendió. Por primera vez en el día se levantó de su tumba y se dirigió a ella. Trató de tocar su mejilla, fue inútil. Suspiró tristemente, sólo fue capaz de tomar entre sus manos el principio del hilo que estaba anudado al dedo de la castaña. Lo acarició dulcemente.

CARTA (Gaaten)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora