capítulo 10

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- esto lo ponéis con el resto de mercancía - decía tirando el saco

- Kellos! - gritaron.
El Conde se giró, no tuvo tiempo a reaccionar, el puñetazo le llegó justo en el mentón haciéndolo tumbar al suelo.
Gabriel se posicionó encima de él y lo cogió de la pechera - vuelve a tocarla, y eres hombre muerto... Me oyes?! - se levantó ante la mirada de los pescadores y mercaderes del puerto - no vuelvas por delicatae - se dió la vuelta dejándolo tirado en el suelo y avergonzado. Estaba muy furioso. Solo había estado unas semanas fuera, cómo podía ocurrir algo así? Y encima a su protegida! A la mujer que amaba! Golpeada por otro! Cada vez sentía más rabia e impotencia... Ese Conde había tenido suerte de no haber estado ese día en el burdel, sino? Lo mata. Qué se había creído? Intentó calmarse dentro del carruaje sin mucho éxito. En su mente, sólo existía la furia y el morado con corte en el labio de Juliette.
También estaba así por pasar tanto tiempo esperando divorciarse. Odiaba estar casado con esa mujer. Para no oírla, le daba todo el dinero, joyas y caprichos que pedía. No la soportaba... Nunca lo había hecho. Se casó por obligación y en su momento pensó que a lo mejor acabaría aceptándola, pero es que era demasiado chillona, caprichosa y sin humildad. Era todo lo contrario a su Juliette... Cuando la vió en la fiesta y lo intentó seducir... Pero tenía para aquel entonces muy claro que nunca sería infiel a su esposa fuese lo que fuese. Pero cuando le ofreció un trabajo a Juliette en su casa para ejercer de institutriz a su sobrina, la cosa cambió. La tenía todos los días allí, la veía a todas horas, con esos ojos verdes color bosque y esa melena castaña clara ... Y su acento francés... Y no hablar de su cuerpo... Lo perdía. Se le fue la cabeza, lo reconoció. No aguantó más, y no solo se enamoró de ella, la deseaba como nunca había deseado a otra mujer. Pero su esposa la echó de casa cuando tuvo que irse ... Siempre que se va, aprovechaban para ir a por ella... Necesitaba el divorcio lo antes posible, ya no aguantaba más esa situación. Cogió aire profundamente y lo fue soltando lentamente para calmar sus palpitaciones, no podía ir en ese estado de nerviosismo a la reunión que tenía. Fue calmandose a medias, llegó a su oficina algo mejor y pudo empezar un poco más tranquilo.

Mientras, en el burdel, las chicas estaban con sus clientes. Se oía al pasar por delante de las puertas de las habitaciones los gemidos de los hombres y de algunas de ellas, algunas exageradas... Lucía pasó por el pasillo rápidamente al oír ciertos comentarios de una de las habitaciones... _ quieres que te dé más fuerte putita... _ fue lo último que oyó. Cómo podría soportar esas bajezas? No por la profesión en sí, sino el como ser tratada... No quería sentirse inferior a nadie otra vez. Recordó lo mal que lo había pasado con Nicole. Era cruel y muy desagradable cuando hablaba. Siempre decía palabras mal sonantes y no tenía educación alguna.
Pero en el delicatae estaba aprendiendo ciertas cosas interesantes... Algo que se le quedó muy clavado en la mente, algo que le dijo Brigitte en una de sus clases... _ para ser la mujer o esposa perfecta, tienes que comportarte de tres formas... Señora en la calle, dama en la mesa y puta en la cama _ eso era algo que nunca hubiese imaginado, recordó también otros consejos, como uno de Lisa _ tienes que hacerles entender, que aunque aparentes delante de la gente que eres educada, fina, incluso más frágil que una copa de cristal, que puedes ser todo lo contrario en el dormitorio. Tienes que conseguir con una mirada que lo sepan ..._ no podía dejar de pensar en eso y más... Cómo la conversación que tuvo con madame Juliette unas semanas atrás. Cómo podía haber sufrido tanto y seguir entera? Se sentía en deuda y haría todo lo que fuese en su mano para que se sintiera orgullosa. Sería su chica perfecta y conseguiría por lo menos rozar el mismo pago que tuvo ella por su virginidad. Aunque eso sería más complicado, nadie podría igualar esa cantidad, era la de un Rey... Pero intentaría ser la que más dinero obtuviese. Aprendería todo, tenía dos años de camino para lograrlo y lo haría.

Lisa y Brigitte estaban en la misma habitación con el mismo cliente, éste, se había quedado dormido en la cama después de consumar. Las chicas lo miraban desde el pie de la cama fumando un cigarrillo

DELICATAE ( las chicas de madame Juliette T1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora