DELICATAE ( las chicas de madame Juliette T1)

capítulo 15

Mientras que las chicas y los hombres cenaban en el gran comedor entre risas después de haber acabado haciéndose amigos, Juliette miraba de reojo el asiento vacío que siempre ocupaba Lisa, se sintió un poco mal, realmente tenía parte de razón, no tenía porque llevarse bien con ellos sino quería. Por otra parte, se sentía ofendida por sus palabras, pero no podía culparla por ello. Se percató que Lucas también observaba el asiento, tragó el trozo de merluza que había estado masticando más de la cuenta y prestó atención a la conversación que tenía Héctor y Anuar.

Lucas, no dejaba de pensar en Lisa. Qué narices tenía esa mujer? Se había pasado la mayor parte de la tarde en el jardín pensando en ella. Sabía que sería difícil que lo aceptara, pero también sabía que ella se sentía atraída por él. Podría jugar con eso?

El resto de chicas reían a carcajadas por las anécdotas de los piratas. Al final, consiguieron que los aceptasen durante ese tiempo. Eran buenos hombres, el problema que tenían era que eran piratas. Y eso implicaba saqueos y abordajes en otros navíos, pero no significaba que fuesen asesinos como otros. Había de todo, estaba claro, y ellos eran la prueba de ello.
En cambio los hombres, se sentían a gusto con ellas. Como siempre, las mujeres que eran cortesanas, solían llevarse bien, pero, eran de los bajos fondos, no se iban a imaginar que unas cortesanas de lujo fuesen tan buena gente y divertidas, y mucho menos que acabasen por caerles bien y no quisieran más de ellas. Debían reconocer, que aunque al principio solo las veían como posibles modos de desahogo carnal, ahora tenían su respeto, y eso implicaba el no tocarlas o verlas de esa forma.

Mientras, en la planta de arriba, Lisa seguía en su habitación, no había salido desde que a la tarde se metió allí. No quería ver a nadie, se sentía humillada y ultrajada. Entendía la postura de su madame, y sabía que no había escogido bien sus palabras, pero de ahí a darle media razón al otro...  Lucas... Pensó en él. Si, se sentía atraída, pero eso no cambiaba nada, era un pirata, y aunque sabía que se había pasado con él, no iba a disculparse. Él, no tenía ningún derecho a darle azotes, ni él, ni nadie. Ella, era libre desde que la parieron y no tenía que seguir las órdenes de un hombre. Odiaba su mundo, no el de cortesana, eso era caso a parte. Odiaba el mundo en el que vivía. Porqué los hombres se sentían tan superiores a las mujeres? Si en verdad eran ellas las que traían los hijos al mundo y proporcionaban el placer. No lo entendía ... Suspiró y siguió con su bordado. Estaba haciendo flores, más bien, girasoles. Quería hacer un bosque ... Aunque sería bastante complicado, nunca se rendía, lo terminaría.
Llamaron a la puerta y luego la abrieron, era Evangeline, sin dejar de mirar y seguir con el bordado, le habló - si madame te a pedido que vengas, sea lo que sea, no voy a moverme de aquí. No pienso bajar

- sí que me ha pedido que cuando subiera te preguntara cómo estás, pero vengo a traerte la cena

Lisa soltó aire - no tengo hambre, pero gracias Evangeline

La joven se acercó a la butaca en donde estaba sentada - tienes que comer, y si caes enferma?

- por una cena? Lo dudo. - la miró - gracias en serio, pero no tengo hambre - le sonrió - vete a cenar y descansa - volvió a su bordado

Evangeline suspiró y se llevó la bandeja con comida, conocía a Lisa, sabía que no iba a comer aunque estuviera muerta de hambre. Tenía demasiado orgullo... Cerró la puerta tras de sí y se encontró a su madame

- que a dicho? - preguntaba preocupada

- no tiene hambre dice

- es más terca que una mula - la hizo reír - gracias Evangeline

- va a entrar?

- no, la dejaré a solas, ya sabemos lo orgullosa que es. Mejor dejarla a su aire