Orígenes (PAUSADA)

Capítulo Cuatro: RIP.

Thomas

Los días pasaron, días muy calurosos, demasiado en realidad, estoy algo estresado por eso, además de que mis pesadillas han vuelto, así que estoy seguro de que definitivamente tengo un mal aspecto, tía Valentina sigue con la idea de no dejarnos salir, cosa que no me hubiera importado mucho si hubiera sido en otro tiempo, pero justo ahora necesito información que esta fuera para mi investigación, así que me siento desesperado y molesto, incluso aunque me inventé que Dante estaba moribundo no me dejó salir y estaba a punto de llegar a escaparme, pero luego Dante me hizo entrar en razón, en estos días han muerto dos personas más, un chico que incluso era del instituto, ahora ni siquiera Dante se atreve a desobedecerle a su madre y venir y para poner más grave el asunto nos han informado que hay toque de queda y que por favor los que tienen la posibilidad de mantenerse en casa lo hicieran, así que prácticamente parece que estoy en cuarentena.

Dante

En serio me voy a volver loco si sigo aquí.

2:36 pm

No exageres.

2:36 pm

Lee un libro o haz mi tarea.

Necesito hacer otra cosa, más importante.

2:37 pm

¿Estás necesitado o qué?

Recuerda que existen las manos.

2:38 pm

No, imbécil.

2:38 pm

Deberías llamar a mi prima.

2:40 pm

¿Ella puede salir?

2:40 pm

Creí que no estabas necesitado. 7u7

2:41 pm

Lo ignoro y busco entre mis contactos a Melissa, Dante molestando la había agendado la última vez que había venido, sin rodeos la llamo y espero que me conteste, me manda al buzón así que le marco de nuevo.

—Hola ¿Quién es?

—Hola, soy Thomas. —Me acomodo mejor en mi silla y pongo los pies sobre el escritorio. —¿Te acuerdas de mí?

—¿Cómo olvidar al chico deseado por todas? —La escucho reír. —Te tardaste en llamar.

—Sí, lo siento, he estado ocupado.

—Bueno, ¿Qué necesitas?

—¿Puedes salir? —Le pregunto deseando porque su respuesta sea sí, necesito que alguien me consiga unos libros que no tengo en casa y quizás ella me puede hacer el favor.

—Claro, la verdad no le tengo miedo a ese asesino, me sé defender. —Escucho la voz lejana de una niña, pero la ignoro.

—¿Podrías conseguir unos libros por mí? Seguramente deben estar en la biblioteca central, te mando los nombres por mensaje.

—¿Solo me necesitas para eso?

—Prometo que te compensaré. —digo y hablo totalmente en serio, la verdad es que Melissa me atrae bastante y me cae bien.