Capítulo 9

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Abrió el ojo que no tenía aplastado contra la almohada y lo cubrió con su mano cuando la luz del sol apuñaló su retina. Se dio la vuelta para darle la espalda a la ventana y acomodó la sábana que se había enrollado en su cuerpo como una serpiente. No quería abandonar la comodidad de su cama, algo le decía que ya era tarde pero no tenía fuerzas, las únicas que le quedaban las gastó cuando cambió de posición. Inspiró profundamente y exhaló con calma; separó sus párpados cuando escuchó la voz de su madre pasar por delante de la puerta y mantuvo la mirada clavada en ésta. Los engranajes de su cabeza comenzaron a girar de nuevo poco a poco, por un lado poniéndolo al tanto del dolor concentrado en su coronilla y por otro buscando información sin saber cuál exactamente. Cuando se dio cuenta se sentó de golpe y enseguida lo lamentó pues el cerebro le palpitó apretándose contra su cráneo. Inhaló y exhaló varias veces en busca de oxígeno que apaciguara su dolencia y una vez que volvió a centrarse, se hizo muchas preguntas ¿Cómo llegó a su recámara? ¿Qué ocurrió en la fiesta? ¿Por qué no se acordaba de haber dejado la casa de su Gye Hi? Intentó hacer memoria pero fue inútil, lo último que recordaba es que estaba bebiendo junto a unos chicos que conoció en la fiesta, Natsumi se acercó y un muchacho comenzó a molestarla por lo que ella le dio su merecido. Tenía leves destellos de haber golpeado a alguien pero no estaba muy claro así que no sabía si de verdad ocurrió.

Sin energías llamó a su mamá, quien atendió rápidamente a su llamado y lo primero que le pidió fue una pastilla para el dolor de cabeza. Lo segundo fue una explicación de lo que había ocurrido.

-Bebiste hasta que te desmayaste. Ves, por eso no quería que fueras a esa fiesta, no estás acostumbrado y son personas como tú las que terminan pasándola peor- se cruzó de brazos y meneó la cabeza - Estoy muy decepcionada.

-Lo siento- bajó la mirada sintiéndose completamente arrepentido. Siempre se comportó muy correctamente y que sus padres tuvieran que haber sabido sobre su descontrol con la bebida lo avergonzaba - Prometo que no volverá a ocurrir.

-Eso espero.

-Otra cosa ¿Cómo llegué a casa?

-Una jovencita nos llamó desde tu teléfono y nos contó lo sucedido. Muy linda y amable, Natsumi se llama - esbozó una diminuta sonrisa recordando el agradable encuentro con la chica- Voy a traerte algo de comer y más agua, debes hidratarte y alimentarte para recuperar las energías - le dio un beso en la frente antes de dejar la habitación.

Ji Hoon se recostó más erguido en la cama y sin moverse, esperando a que el malestar pasara. Sintió una leve picazón en el pecho y al rascarse la piel le escoció. Echó un vistazo y a la altura donde caía la piedra de ámbar de su collar tenía una mancha rosácea como si de una quemadura se tratara pero pensó que sólo podía ser irritación por una reacción alérgica al metal de la montura de la piedra. Sin embargo lo creyó extraño puesto a que ha tenido la prenda por muchos años y nunca había lastimado su piel. Concluyó que era una picadura de un insecto y no le dio más importancia porque si seguía tocándolo, se pondría peor.

Se mostró reacio a comer la sopa y el puré de vegetales que su madre le llevó, creyó que devolvería todo al momento de tragar el primer bocado pero afortunadamente lo recibió bien y se ahogó en agua para hacer desaparecer la deshidratación que el alcohol le provocó. Al terminar su comida descansó por unas horas más y al despertar de nuevo, salió de la cama y pasó al baño antes de bajar. Al mirarse al espejo le asustó lo que vio, las bolsas bajo sus ojos más hinchadas y oscuras que nunca, los mechones de cabello miraban hacia todos lados y sus labios estaban pálidos y resecos. Se lanzó una buena porción de agua al rostro y no volvió a mirar más su reflejo para no seguir lamentando la estupidez que cometió la noche anterior. Cuando bajó buscó a su madre, aún dormitaba y caminaba dando tumbos sin mirar por donde iba pero conocía su casa. Cuando atravesaba la sala se detuvo justo detrás del sofá, parpadeó repetidamente espantando la pereza y al mirar a su lado fue atacado por la vergüenza ¿Cómo podía estar frente a la chica que le gusta con ese aspecto tan miserable? Y recordar cómo tuvo que verlo en su fase de borracho primerizo hacía peor la situación para él. Natsumi lo observaba fijamente pero no podía descifrar la neutral expresión que tenía, reparó que a su lado se encontraba Min Hyuk viéndolo de la misma manera esperando a que dijera alguna cosa. Ji Hoon sólo pudo alejarse y correr hacia la cocina donde su madre preparaba una bandeja con refrescos y galletas para ofrecerle a sus invitados.

La orden de los paladinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora