Capítulo 4

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¿Cómo podía presentarse en casa de Ji Hoon preguntando por lo que había perdido allí durante su allanamiento la noche anterior? ¿Con qué cara vería al chico que obviamente no la dejaría ir en esa oportunidad sin que le diera una explicación?

Había despertado muy nerviosa esa mañana sin saber qué hacer pero debía recuperar su espada antes de que sus padres se dieran cuenta que no la tenía. Se arrepentía tanto de haberla llevado consigo, siempre debe hacerlo por si se presenta algún agma inesperado ¿Pero cuáles eran las posibilidades que apareciera uno justo en ese momento?

-Idiota, idiota, idiota- se repitió a sí misma golpeando su frente.

-Nat- Min Hyuk se asomó al cuarto- Tu mamá ya está preparando el desayuno.

-¡Min Hyuk!- saltó de la cama, metió al chico a la habitación y cerró la puerta - Perdí mi espada en casa de Ji Hoon, debes buscarla por mí.

-¡¿Qué?!- Natsumi le cubrió la boca para que no gritara - ¿Cómo pudiste ser tan descuidada?

-Se salió de mi chaqueta en medio de la prisa por salir. Pero no puedo buscarla, siento vergüenza de sólo saber que tendré que ver a Ji Hoon.

-¿Y yo cómo puedo hacer eso? Le parecerá extraño ¿Qué explicación le daré?

-No lo sé, eres inteligente algo se te ocurrirá.

Escucharon el timbre sonar, Natsumi se asomó desde la ventana y algo le dijo que se trataba de Ji Hoon, aunque no sabía en qué casa vivía exactamente. Vio a su madre que atravesaba el patio hacia la puerta para abrir y sabiendo que no llegaría a tiempo a través de la casa, saltó la ventana y corrió hacia ella.

-¡Mamá!

-¿Qué ocurre? Creí que estabas durmiendo.

-Hoy decidí madrugar. Tú vuelve adentro y vigila el desayuno, yo me ocupo de la puerta- se adelantó y salió sin mirar antes de quien se trataba. Resultó ser su vecino - Buenos días señor Hwang.

-Buenos días Natsumi. El repartidor dejó éste paquete para ustedes en mi buzón por equivocación - traía con él una pequeña caja que le entregó.

-Gracias. Que tenga un buen día - iba a regresar adentro al despedirse del hombre cuando vio a Ji Hoon acercándose. Tragó grueso y quiso entrar y esconderse pero necesitaba primero recuperar su espada.

-Hola Natsumi- saludó Ji Hoon.

-Hola- respondió secamente.

El chico miró a Natsumi de arriba abajo que en su prisa por salir seguía en pijama, con un moño desarreglado y la cara sin lavar; además estaba descalza.

-¿Qué ocurre, nunca habías visto a una chica en fechas?- preguntó Natsumi.

-No, no es nada - metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó la espada - Esto se te cayó cuando saltaste por la ventana.

-Muchas gracias por traerlo. Adiós - tomó la espada y entró.

-Espera, quiero hablar contigo.

-No puedo, debo entrar a desayunar. Nos vemos el lunes en la escuela.

Con la espada en su mano Natsumi se sentía más tranquila y no tuvo que someterse a un interrogatorio aunque estaba segura que no se escaparía de eso el lunes. Guardó su arma y acompañó a sus padres a la mesa para tomar el desayuno y se enteró que esa noche debían ir al cuartel para el ascenso oficial de Siyeon como paladín de rango dos. Era una ceremonia simbólica, no se hacía nada especial en ésta pero todos debían asistir. Cuando tuvo su ascenso fue un día muy feliz para ella, se sentía poderosa y orgullosa de haber logrado subir un escalón en su misión de vida. Pero ahora cuando miraba atrás hacia ese momento, no creía que fuera algo tan especial pues hasta la fecha sólo se le han sido asignado tres agmas de segundo grado.

La orden de los paladinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora