Capítulo 7

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Estaba regresando de la universidad, me encontraba cansada mentalmente y con 4 trabajos que presentar, pese a eso había sido un buen día. Algunas amistades te hacían olvidar todo lo malo que te ocurría, aunque fuera por un momento.

Durante esas dos semanas había recibido mensajes y llamadas de Valentín pero las ignoraba completamente. En cierta parte me dolía pero había personas que era mejor alejarlas antes de que acaban que tu paz mental. Y aunque lo hubiera estado negando Valentín era una de esas personas, que absorben toda tu energía, tus ganas, tu tiempo.

La detención del ascensor me sacó de mis pensamientos. Presioné la palma de mi mano para asegurarme que aún poseía la llave y me alivié al sentirla, pues había veces en las cuales me la olvidaba y era muy vergonzoso porque me tocaba llamar a un cerrajero, el cual ya se sabía mi nombre debido a que se me había olvidado 3 veces desde que empezó el año. Levanté la mirada y me sentí congelada en mi lugar, sin saber que decir ni que hacer. Valentín estaba delante de mí con un oso peluche en las manos.

-Hola

-¿Y ese oso?- Le pregunté con gracia fingida

Me acerqué a la puerta para introducir la llave, aún sin entrar porque estaba esperando la respuesta de Valen.

-Amm, pensé que te gustaría.

Lo miré detenidamente

-Valen, pensé que todo había quedado claro.

-Necesitamos hablar, ya estamos más calmados los dos y podemos expresar lo que sentimos. 

-Valen, yo...

-Hablemos, si después de eso no querés saber de mí, lo respetaré, lo juro.

Una ultima oportunidad

-Está bien. Pasa

Valentín entró para a continuación dejar el peluche de aproximadamente un metro en el sofá. Por mientras yo ya había emprendido mi camino a mi habitación para cambiarme la ropa que traía puesta por algo más cómodo.

Regresé a la sala minutos después y tomé asiento en el mueble. Esperaba que Valen empezara a hablar, pues había sido él el de la idea. 

-Lo siento, siento haber desconfiado de vos y haber tenido que llegar a ese extremo. Tal vez haz estado bien sin mí estos días, porque hasta yo sé que no te hago falta, que sin mí vos seguís siendo la misma chica y en parte eso me enorgullece, porque me enamoré de vos por el simple hecho de que solo te necesitabas a vos misma. Pero no sé que me ha estado pasando para comportarme así y causarte tantos problemas. Creo que me jode el hecho de pensar que puedes vivir sin mí, que no me extrañas.

-No sabes cuánto te he extrañado, ¿pero qué querías? ¿qué te lo dijera después de haberme tratado como una infiel? Valentín, si no te quisiera te habría terminado hace mucho.

-Está bien, la cagué lo sé, pero, por favor, confía una vez más en mí. Solo una. Porque tal vez vos podés pero yo no puedo estar sin vos. Y esto no significa que dependa de vos. Tal vez un poco pero no quiero volver por eso, quiero volver porque en verdad te amo. Tantos años a tu lado no se borrarán de un día para otro y tampoco dejaré que se borren.

Todas las noches con él, las salidas clandestinas desde las 10 hasta el amanecer. Hablando de todo y nada. Renegando. Riendo...habíamos pasado tantas cosas juntos. A mí también me dolía imaginar acabar con todo como si nada hubiera pasado, pero tenía miedo, miedo de que algún día se excediera y no supiera responder por sus actos.

-Te juro, te juro Lexa que no volveré a tener esa actitud, por favor, por favor.- rogó mientras agarraba mis manos

-Yo...me lo voy a pensar.- hablé mirando fijamente sus ojos, intentando transmitirle seguridad

Observé como Valentín bajaba un poco la cabeza.

-Bien, bien, estaré esperando tu respuesta.- exclamó resentido mientras se paraba del mueble.

Repetí su acción para acompañarlo a la salida. Abrí la puerta mientras sentía su presencia detrás mío. Me coloqué al lado de esta esperando a que se fuera.

-Cuidate.- pidió mientras me abrazaba.

No supe que hacer, no quería devolverle el abrazo pero tampoco quería rechazarlo, pero para el momento en que había decidido que hacer ya se había alejado. Pude observar una expresión triste reflejada en su mirada. Los ojos nunca mienten. Me dedicó un pequeño asentimiento como si con ese gesto hubiera entendido que necesito tiempo y espacio, porque así era, lo necesitaba. Pero más lo necesitaba a él.

Cerré la puerta mientras pensaba en todo. En lo que me convenía y lo que no. Y lloré, porque ahora no tenía con quien hablar pero necesitaba soltar todos los sentimientos que se habían agalopado en mi corazón y que había intentado ocultar rodeándome de trabajos y salidas, pero no podía engañarme más.


Obsesivo/Valentín Oliva/WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora