R: CRÓNICAS 1: EL PAÍS DE LOS MAGOS

PRÓLOGO

...Lo único que podía ver a donde quiera que voltease eran ruinas, pero no eran unas ruinas abandonadas ni mucho menos, se trataba de una ciudad gigantesca reducida a escombros por una brutal batalla que aun no terminaba, todo bajo una potente lluvia torrencial que amenazaba con inundar todas las ruinas.

-... ¿Dónde estoy?...- Pregunto para sí mismo. Caminando lentamente pero con seguridad a través de los escombros de una amplia avenida.

Tenía esa sensación de reconocer el lugar, pero no había ningún distintivo que le diera la razón. La oscuridad, la poca luz que había proveniente de algunos pequeños incendios y el sonido de la lluvia lo hacían todo cada vez más confuso.

Su primer pensamiento fue que aquel cataclismo ya había terminado, pero no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder.

-...Siento que... Siento que he estado aquí... Pero no sé cuándo ni dónde...- Decía con una voz tranquila y fría.

Volteaba para todos lados intentando buscar algo que le diera alguna pista de donde se encontraba en ese momento aquella enorme avenida iba en línea recta en una dirección que la hacía perderse en la penumbra de la noche.

Aquello solo le parecía una noche lluviosa en unas viejas ruinas, pero repentinamente escucho algo que puso sus sentidos en alerta... Volteo a mirar hacia atrás pero no vio nada, sin embargo no había duda, algo estaba acercándose.

Aquel extraño sonido de repente fue silenciado por otro sonido aun más potente que venía de la dirección opuesta, y el paisaje a sus alrededores comentaba a iluminarse por repentinos y violentos incendios que comenzaban a iluminar todas aquellas enormes ruinas.

De alguna forma que no comprendía, no había miedo en su interior, no había sentimiento alguno de peligro, sin embargo su instinto le decía que aquello solo iba a empeorar.

-... Esos sonidos...- Exclamo, mirando hacia todas direcciones, pues ahora aquellos sonidos estaban acrecentándose por todas partes.

Comenzó a escuchar potentes sonidos de detonaciones en la distancia, viniendo de la oscuridad y en ese momento a sus espaldas ocurrió un sinfín de poderosas explosiones que provocaron una devastación mucho mayor que la que había visto hasta ese momento.

Su expresión de calma cambio por una de terror total, por lo que comenzó a correr en dirección contraria a las explosiones tratando de esquivar toda la lluvia de escombros que comenzaba a caer por toda la zona.

-... ¡¿PERO QUE...?! ¡¿QUÉ DEMONIOS ESTA PASANDO?!- Su tono ahora se habían convertido en gritos totalmente desaforados mientras corría por su vida esquivando trozos de edificios que eran disparados hacia el cielo como pedazos de papel.

Su terror creció aun mas en ese momento cuando quien quiera que hubiese recibido esos impactos, también respondió el fuego, pero aquello era diferente, rayos de electricidad, bolas de fuego, había círculos mágicos de color azul y rojo brillante dibujándose en el cielo y lanzando poderosos ataques en la dirección contraria.

Se mantenía corriendo como alma que lleva el diablo, saltando para evitar ser aplastado por los escombros en medio de aquella lluvia torrencial y los gritos de lo que ahora había identificado como una fuerza armada por un lado, y monstruosos rugidos del otro.

Se hallaba retrocediendo cuando la parte superior de un edificio cayo justo en frente suyo, y la potencia del impacto lo arrojo al suelo con violencia hasta estrellarse con un muro cercano.

Sus ojos le temblaban ante la visión de aquello, y fue entonces que una extraña sensación lo invadió, una sensación de saber donde estaba y al mismo tiempo de no saberlo. Y es que aquel edificio que cayó cerca del tenía un enorme letrero metálico desgastado, de color blanco con un arreglo de líneas negras bien visibles a pesar de la oscuridad.