Habían pasado varios minutos desde que Makoto salió del Bosque de los Muertos, dejando escapar con vida a los cuatro hermanos que la persiguieron todo ese rato, pensó que el susto había sido lo suficientemente fuerte como para que dejasen de molestarla durante un par de semanas al menos.
Estaba inmersa en sus pensamientos.
-...Es increíble todo el poder que tiene Origen, gracias a mi mama el tiene un lugar a donde quedarse...- Pensó, refiriéndose a la monstruosa araña negra con la que jugueteo en el claro tiempo atrás.
-...Bueno, después de todo los Señores de las Arañas fueron un aliado poderoso durante la Gran Guerra...- Ese tren de pensamiento la hizo sonreír.
Desde niña todo aquello le había parecido muy interesante, todo ese misticismo que había, -o aun hay- disperso en el mundo, aunque algo como un descendiente de los Señores de las Arañas era poco común, le servía para mantener sus pensamientos fantasiosos con vida en un país tan poderoso y avanzado que había dejado de lado buena parte del misticismo y leyendas de su historia atrás para abrazar el camino de las ciencias y de la lógica.
Su caminata fue rápida pero tranquila, sin incidentes, y apenas unos quince minutos después de haber salido del bosque, ya podía ver allá en la lejanía la muralla negra del complejo habitacional donde se hallaba su hogar...
Mientras tanto, allá en la entrada del Bosque de los Muertos...
Los cuatro hermanos estaban bebiendo agua de uno de los riachuelos cercanos que derivaban del rio, estaban bebiendo como locos en un intento de calmar el terror que aquella pequeña aventura les había hecho pasar.
No se decían nada entre ellos, solo se alegraban de haber podido salir de allí con vida, mientras también se llevaban una valiosa lección. No meterse donde no debían.
Adrianne se había puesto aun más furiosa, casi al punto de la obsesión de ir a perseguirla hasta su propia casa, pero por solo las expresiones de horror de sus hermanos ya sabía a lo que se iba a enfrentar: A una de las pocas familias que dentro de Origen tenían un alto prestigio. Y eso era algo que por ningún motivo debían subestimar.
Debieron admitir allí y ahora que Makoto había ganado por mucho, sin embargo a parte del terror de sus hermanos mayores, Adrianne ciertamente sintió muy dentro de sí un respeto enorme por Makoto, no solo por la maestría con la que convivió con aquella criatura, una de muchas que probablemente habían peleado en la guerra tantos años atrás.
Se tiro de espaldas al pasto y se quedo pensativa mientras los otros tres se recuperaban de su casi mortal susto.
-... No se comporto como una agresora indiscriminada...- Pensó para sí misma. -... ¿Por qué?- De repente aquella duda le llego a la mente, y aquello la llevaría a tomarse las cosas de una forma un poco más diferente desde ese momento.
El mayor de todos los hermanos ya se hallaba mejor, y le dijo a sus hermanos que ya era hora de irse de allí, simplemente asumiendo que si se quedaban, aquel monstruo saldría del bosque y los perseguiría.
Los cuatro iban en completo silencio, entendiendo perfectamente el terror del otro a su paso por los campos de cultivo en su camino de vuelta a la ciudad, mientras los tres hermanos mayores discutían que hacer si la volvían a encontrar, Adrianne se mantenía pensando...
-...Mama tenía razón cuando dijo que tuviéramos cuidado...- Fue su último pensamiento antes de relajarse finalmente y olvidarse de todo por un momento...
Los cuatro siguieron caminando hasta llegar a la zona de los suburbios donde se sentaron en una pequeña cafetería a tomar algo para recuperarse del horroroso desgaste que habían sufrido minutos atrás.
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R: CRÓNICAS 1: EL PAÍS DE LOS MAGOS
Random¿Qué ocurrió durante los años de la Gran Guerra? ¿Quieres fueron los que pelearon? ¿Por qué lo hicieron? Los últimos dieciséis años de paz han desatado una gran oleada de interrogantes acerca de los catastróficos sucesos que casi llevan a la destruc...