30/04/2016
Puedo sentir como las gotas de lluvia caen en mi cara, el tiempo se torna lento, las gotas se deslizan en mi piel con paciencia acariciando cada espacio de mi frio cuerpo, aliviando el dolor que se hace más pequeño conforme mi vista se nubla. Siempre he querido una muerte tranquila, morir de un paro cardiaco mientras duermo, algo sutil y sin dolor, pero ahora me doy cuenta de que no soy dueño de mi vida, mi vida le pertenece al destino quien es cruel, juguetón, caprichoso, amargo, ingrato y despiadado
Se escuchan unas fuertes sirenas a lo lejos, murmullos de la gente que aprovecha la más pequeña muchedumbre para entretenerse con el azar del destino, policías molestos tratando de impedir el paso de la gente chismosa, y entre la multitud una mujer, una mujer que parecía salida de un cuento de hadas cuyo único error fue haber conocido al bastardo que estaba tirado en el piso, una mujer que lo quiso perder todo por estar al lado del hombre que ama, una pobre mujer que pasara bastante tiempo en la cárcel por homicidio, algo que fue ocasionado por mí. Cuando la situación económica llega a un punto crítico las opciones se acaban, el tiempo y la paciencia se agotan, lleva la desesperación de la gente a un punto máximo en el que cualquier tontería parece buena idea
No lo pensé dos veces en conseguir un arma para cometer el acto más sucio del mundo, robar a otra persona, mi objetivo fue claro, buscar ese tipo de persona que lo tiene todo en la vida, consiguiendo su riqueza gracias a las lágrimas de otros, un cerdo egoísta que no es tacaño con sus hijos por obligación
Mi mujer sabia de mis intenciones y no estaba nada de acuerdo, yo, un terco a mas no poder, no quise hacerle caso, pues sabia la grave situación en la que nos encontrábamos, aproveche la noche lluviosa para cometer mi sucio crimen así la sangre del cerco con suerte se la llevaría la lluvia hacia el olvido.
Sigilosamente me acerque a mi objetivo, pero todo plan tiene imprevistos y este no sería la excepción, pues apareció mi mujer desesperada con la cara empapada de lágrimas gritando que me detuviera, tenía mi arma en la mano y mi objetivo al verla salió corriendo mientras pedía ayuda, me llene de rabia al ver mi objetivo irse poco a poco, mi mujer trato de arrebatarme el arma así que no me deje, con la rabia que tenía la fuerza al halar se hacía mayor acabando en la desgracia del principio. Un impacto de bala en el estómago, un charco de sangre en el piso, un error irreversible y quizá una triste historia que contar a mi futuro hijo cuando pregunte por su padre, ya no siento mis piernas y mi vista es cada vez más oscura, mi vida pasaba rápidamente ante mis ojos deteniéndose en un momento de suma tristeza, las últimas palabras de mi madre fueron ''nunca envidies fuertemente la vida de otra persona pues no sabes el sacrificio que tuvo que hacer para llegar a donde esta'', quizá ese fue lo que me impulso a cometer mi error, toda mi vida la gente ha tenido más que yo y me he tenido que arrastra a comer mierda para sobrevivir.
Poco a poco mi vista desaparece, lo último que puedo ver es una gran sonrisa de maldad llegando de oreja a oreja, una mirada fría y alegre, un cerdo con suerte disfrutaba de mi desgracia.