07/07/2016
Jamás podrás predecir el final de una historia solamente leyendo las dos páginas, jamás comprenderás la historia si te saltas las páginas más importantes, jamás podrás terminar una historia si pierdes el rumbo y la razón por la cual te inspiraste a escribir, jamás hemos dado por hecho que somos felices, somos personas que están atrapadas en prisiones o como la mayoría los conoce como “sueños’’, esas pequeñas historias mentales que te llenan de ilusiones y te atrapan, te amarran con delicadeza para que te sientas seguro, pero siempre llegara el momento en que te empezara a apretar, apretar con más fuerza y sin que te des cuenta estarás en una pesadilla.
La vida es injusta, ¿Por qué soñamos? ¿Por qué sufrimos? ¿Son pruebas de valor y tenacidad? O simplemente les hace gracia usarnos de títeres.
Estamos aburridos, fracasamos y aprendemos de eso, volvemos a fracasar y volvemos a aprender, nos volvemos sabios en la experiencia para ayudar a otro a conducirlos por el buen camino, pero, ¿es lo correcto? Ayudar a una persona a evitar tropezar con una piedra nunca garantizara que vaya a caer en la siguiente y tampoco se garantizara que la siguiente duela más que la primera, ¿y que hay de nosotros mismos?, ¿ayudamos a los otros solo para sentirnos bien? ¿Es nuestro consuelo? Si buscas una respuesta ante todas esas preguntas pues no la encontraras, y que sepas la respuesta no va a garantizar que tu vida sea mejor, solo soy alguien que plasma sus emociones mientras llora desesperadamente mientas que llega el día en que podamos vivir sin rencores del pasado