Huellas

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Llegó una mañana invernal del quinto mes. Un verano esquivo acompañado de un cielo nublado abrazaba nuestros cuerpos mientras una espera sin fin hacía de aquel día un océano infinito que no tiene principio ni fin.
Ya son 17 años de una migración de evidencias que denotan en su rostro una vida feliz, de carencias ficticias y bemoles llenos de amor incondicional. Un rostro inexpresivo asociado a un estado de normalidad exagerada es la característica esencial que describe su ser. Pero con sueños de esperanza y abandono que lo arrastran hacia viejos continentes para conocer culturas distintas e idiomas antiguos que tratan de dominar al mundo entero. En sus pasos encuentro mi propia huella, mi historia descrita en un deyabú de recuerdos.
La invariable realidad demuestra que solo quien se aleja para buscar sus sueños puede probar del dulce néctar de lo que significa existir. Sin embargo, es probable que su madre de rienda suelta a una catarata de lágrimas saladas y a la vez dulces, tibias y reconfortantes como el choque entre el agua del mar y el río.
Un sentimiento emotivo revela de quien escribe este hecho documental la manera como digiere este momento inminente. Una realidad a través de un escrito basado en la búsqueda de sutilezas y concordancias que permite demostrar su veracidad, una necesidad útil de expresar la ausencia de su partida que se corresponde con el viaje de un flujo subterráneo que no tiene rumbo fijo.
Sin buscarlo o desearlo nos unió el azar, nos acercó la urgencia como la nube requiere del océano para luego retornar a la tierra en forma de gotas de lluvia. Convirtiendo esta realidad no esperada en una relación donde existía mucho amor propio, y amor era lo que a él le sobraba.
Cuando te veía caminar torpemente y bajo un caminar poco sistemático que era interrumpido por los tropiezos de cualquier objeto a tú alrededor, tuve una intuición. Es donde el ciclo de la vida inicia nuevamente, tal como la chispa divina que inicia el movimiento del engranaje de un reloj suizo. Regresa nuevamente el amor con sus dolores y complejidades, que al fin son más tolerables que la soledad que en algún momento tendrás que experimentar. Así como ese noviazgo que enfrentas, en una historia de amor dulce y amargo como el café de la mañana, como suelen ser las complejas relaciones humanas.
Tal vez quisiera conocerte mejor. Quizás eres actualmente lo único que no sé cómo es, probablemente esté perdiendo mi intuición. Las cosas más simples son siempre las que menos entendemos. Pero solo es entendible y confiable el hecho que vas a partir en el corto plazo. Pero así es la vida, se viven realidades con diferentes matices cada día y luego como por arte de magia todo desaparece. Tú vida ha sido un suspiro en la mía y solo me queda el dulce sabor de haber compartido contigo este parpadeo de 17 años de amor.

Literinge

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