Entropía

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En las últimas semanas me hacía el interrogante de cómo iba a reaccionar la próxima vez que te viera. Sucedió y no se puede negar que al inicio me sentí un poco nervioso, pero al tiempo alegre de ver a un buen recuerdo del tiempo presente. Sorpresa por el encuentro fugaz al finalizar la sesión donde mis sentidos estaban en estado de alerta al verte en acción. Tranquilidad por hablar contigo mediante la expresión emotiva de lo que ha sido de mi vida; un sentimiento de paz por haber sido tan honesto con ambos al expresar lo que sentía por ti en esta historia abstracta que llegó a nuestra existencia, y orgullo de mostrarle al mundo ese océano de emociones a través de la palabra.

Como ha sucedido de manera sistemática cada encuentro viene cargado de cuestionamientos y esto indudablemente nos lleva a la condición de entropía. Esa es la única traducción que logro establecer para lo nuestro, dado que expresa la medida de la incertidumbre que existe en nuestro mundo de mensajes, esa prueba del desorden asociado a un alto grado de homogeneidad de sentimientos. Invariablemente debe ponerse de manifiesto la condición que nos lleva a reflexionar acerca de la felicidad, estado usado por muchas personas en diferentes contextos pero tan esquiva como la lluvia de esta ciudad. Quisiera ser lo suficientemente sabio para realmente comprender el verdadero valor que esta palabra adquiere y no seguir sintiendo que en muchas situaciones su alcance me es esquivo, que no es una palabra etérea, efímera. Pero el bienestar no está estrictamente atado a este concepto, situación alcanzada al ver la profundidad de tu mirada, ante la realidad de tu presencia. A pesar de todo, acepto mi realidad bajo la declaratoria de una gratitud infinita, admitiendo la simplicidad de lo que representa esta carta y de las complejidades que definen nuestra existencia. Extrañando las cosas simples que hacíamos pero que tanto nos agradaban, como el emotivo momento de escucharte en las mañanas o verte en las tardes, el sabor de tú dulce voz, la perfecta contemplación de tú rostro. Por qué no darle paso a la simplicidad y permitir sentir; abrir la puerta y permitir que la voz hable libremente sin el perjuicio de la razón, por qué no besar cuando se desea y todo lo demás que pueda ser imaginado y descrito a través de estas frases. Por qué no tocar esa estrella fugaz con los dedos en lugar de pensar que solo tengo que huir de aquí, por qué tener que sentir que se marcha dejando un escalofrío y solo aceptar que debo retomar el rumbo. Y si quizás no quiero...Te invito a que luches por lo que deseas creer necesitas, aponer una muralla ante nuestros ojos, una fortaleza que te guarde de mí, un océano que separa tus pensamientos de los míos, una cortina de niebla en este escenario de transformación, nada contra la corriente de los sentimientos que en ti despierto...Eres mía, solo mía, simplemente lo sé. Entré como el aire en tu interior y ya no puedes respirar sin mí.

Quizás necesites este mensaje, probablemente lo extrañas al sentir un vacío de no poder recibir las señales de humo de mi existencia. Pero también puedo estar equivocado, sin embargo no es tan preocupante este hecho, pues significaría que me encuentro dominado por una entropía lingüística donde solo quiero plantear la forma en que organizo mis sentimientos. No obstante, nunca olvides que no debes creer en quien dice quererte sino en quien lucha por tenerte.

Literinge

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