Capitulo 8

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Somos la luz en años de oscuridad

Tres meses habían pasado desde la llegada repentina de Demiam gracias a nuestra diosa madre, tres meses en los que nuestra relación se ha visto aún más cercana y segura de los pasos que damos, tres meses en los que tenerlo a mi lado se ha vuelto una forma de calma para mí y tres meses en los que comencé a sentir que no puedo vivir sin él. Ambos intentando sobre llevar las responsabilidades que conlleva ser oficialmente una pareja real comprometida con un pueblo y la historia detrás del nombre de Queenstown, parece duro pero aquí estamos intentándolo y por lo menos tratando de que todo salga bien esta vez.

Hace dos meses prepare un nuevo encuentro con el pueblo en donde para mí lo más importante como reina del lugar era por fin hacerles saber que la seguridad de la gente tenía rostro y era el mío. Me había declaro responsable del bienestar de este noble lugar porque después de tanta desgracia mi gente merecía vivir en paz. Quería transmitir un mensaje en el que se sintiesen en confianza conmigo y en donde su Alpha respetado fuese también un apoyo para ellos a pesar de no continuara con el trono entre sus manos. Debía admitir que muchas reacciones no fueron las esperadas pero con el pasar de los días insistía cada vez más en demostrar que si estaba diciendo la verdad y comprometida con ellos. El trabajo no ha sido fácil, he tenido que reunirme con pueblos vecinos, conocer las pequeñas comunidades, hacer alianzas y además asegurar que mi vida la daría por ellos.

Muchos podrían decir que estar lista para dar mi vida por un pueblo es tal vez una demencia o un acto suicida pero para mí después de ver morir a mi padre lo más importante es cuidar de la seguridad de las familias del pueblo que no merecen padecer mí mismo dolor y el de mi madre. Estos últimos días estuve leyendo libros sobre las historias pasadas de Queenstown y debo ser consiente que este pueblo siempre ha sido un blanco fácil para ser lastimado y desangrado por los enemigos de las familias que han estado en el trono de este reino. En mi cabeza solo existe el hecho de querer limpiar este lugar de tanto dolor y tanta sangre, así que espero poder hacerlo con la frente en alto y tener la fuerza y convicción para salir adelante y cumplir con todas las promesas que he hecho. Para ellos por supuesto tenía un plan perfecto y era acabar con la vida de una mujer que solo por venganza desea ver miseria en un lugar lleno de inocentes y desde allí comenzar a reconstruir la unión entre toda la especie sobrenatural.

—¿En qué piensas?—pregunto Demiam saliendo del baño de nuestra habitación solo vistiendo su oscuro mono de pijama.

—No deberías preguntarme si ya lo sabes—conteste seca.

—Solo me gustaría que me comentaras cómo te sientes—dijo, recostándose a mi lado en la cama—No puedes guardarte todas las emociones Megan, sé que intentas ser fuerte ante tanto estrés—regaño—Pero estoy agotado, se cómo te sientes y tu estado de ánimo siempre cae sobre mí, haciéndome sentir cansado y fatigado.

—Yo—alargue suspirando—Solo lo siento—pasándome las manos por el cabello tratando de soltar un poco el estrés que tenía debido a todas las reuniones y encuentros que estuve teniendo durante estos meses—En serio lo siento amor—me disculpe, acercándome y dejando un pico en sus labios—A veces olvido que no tienes culpa de esto—comente, reposando mi frente en sus labios—Sigo trabajando en tratar de no hacer que la presión me gane.

—Tienes que controlarte Megan—tomando mis mejillas con sus manos y dejando leves caricias en ellas, mirándome de una manera tan cálida que lograba calmar mi estado de ánimo rápidamente—Vas a morir de un infarto si sigues así.

—Esto se siente muy domestico de tu parte—comente de repente, manteniendo los ojos cerrados aun disfrutando de sus leves caricias.

—¿Domestico?

El Trono de Queenstown: La Llave © ✔ - Editando**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora