Capítulo 5: [✅]

233 21 2
                                    

Cuando estaban llegando, como a una cuadra de distancia, ya se podía escuchar la música a todo volumen, entraron a la casa y mucha gente las saludó, todas esas personas eran desconocidos para Verónica y conocidos para Adelina.

En un abrir y cerrar de ojos Verónica ya había perdido de vista a su prima. Sabía que tarde o temprano pasaría, era inevitable, pero ella prefería que sea más tarde que temprano. Decidió ir a la cocina a buscar algo para beber sin alcohol, conociendo a su prima sería ella quien debería manejar de vuelta a la casa, lo consiguió y se dispuso a ir fuera, ya que el ambiente fiestero no le sentaba muy bien que digamos. Se sentó en una banquetas altas que estaban en el porche de la casa, mientras miraba al cielo sintió como alguien se le sentaba a su lado.

- Hola - Escucho decir a su costado izquierdo.

- Hola - Se limito a decir al saber de quién era esa voz.

- Soy Federico y ¿tú eres? - Dejo alargando la frase para que Verónica responda.

- Verónica - Dijo mientras lo miraba fijamente sus ojos.

- ¿Eres Verónica, la de mi escuela? - Pregunto mirándola sorprendido.

- Si, genio - Hizo un gesto con los ojos de desinteres, básicamente "Puso los ojos en blanco" -. Lo soy, y no estoy de ánimos como para que me molestes hoy. Así que hazme una tregua por esta noche y molesta a alguien más - Dijo levantándose para irse.

- No, espera - Dijo sujetándola de la mano -. Tú estabas primero, no tienes que irte - Le soltó su mano - Por cierto, estas irreconocible - Termino la frase mirando de arriba hacia debajo a Verónica.

- Esta bien, vete tú - Dijo dando su sonrisa más hipócrita y sin contestar a la última frase que dijo el chico, no le interesaba ser otra de "sus chicas", el chico tenía una reputación de mujeriego, con su cuerpo deportivo gracias a practicar todos los días, su cabellos negros despeinado, su ropa que resaltaba lo justo y necesario sin exagerar y sus ojos... esos ojos que, repitiendo una frase, te derretían con el simple hecho de que te miren. ¡No! ¿Como voy a decir eso de él? Es un maldito, no me enamoraré de él.

- Yo no me iré - La miro -. Y tu tampoco te irás - La sonrisa que siempre le daba a las chicas con las cual coqueteaba apareció, una sonrisa pícara y malévola. Verónica se puso nerviosa, pero no lo demostró, no quería ser tan cliché como para ponerse "tan roja como un tomate".

- No me quedare contigo - Le dijo mirándolo extraña y riendo.

- No te cuesta nada, simplemente te quiero agradecer por salvarme el otro día. Prometo no molestarte - Le contesto, parecía sincero.

- De nada, y no tienes que agradecerme, te puedes ir a divertir si quieres - Verónica se encogió de hombros, en verdad no le importaba mucho que se quedara, pero prefería estar sola.

- Mira, te diré una cosa, si yo querría estar allí simplemente iría, pero no, quiero estar aquí contigo - Se giro para estar frente a frente.

- Esta bien, quédate, pero no comencemos a hablar, detesto hacerlo con personas que no tengo nada en común, porque me quedo sin tema de conversación, me pongo nerviosa, comienzo a hablar rápido y no se me entiende nada de lo que digo - Verónica hablo rápido mientras decía es

- ¿Cómo sabes que no tenemos nada en común?

- ¡Simplemente cállate!

- Está bien, como quieras - Le contesto Federico entre risas.

Y así pasaron el comienzo de la fiesta, sentados mirando las estrellas, alguna que otra vez Verónica encontraba a Federico mirándola, pero ninguno decía nada.

- Te haré una pregunta y tú me contestas con la verdad, y luego tú haces lo mismo conmigo y seguimos así ¿Te parece? - Al parecer Federico se había cansado de estar en silencio.

- Esta bien, comienza - Verónica sonrió sin ganas, solo tenía ganas de que las horas de tortura terminaran.

- ¿Cuántos novios has tenido? - Federico la miro divertido creyendo saber ya la respuesta.

- Uno, antes de venir aquí - Contesto ella, él la miro sorprendido -. ¿Cuantas novias haz tenido tú? - Ella no era buena en esas cosas.

- Ni una - Ella lo miro sin creerle - Solo tengo chicas para un rato, máximo un mes, nunca he tenido novia - ¿Color favorito?

- El azul, me recuerda al mar, último lugar que fui realmente feliz junto a mi hermano - Su mirada divertida se perdió por un minuto, pero luego volvió - ¿Animal favorito?

- El delfín, son las criaturas más inteligentes y tiernas del mundo - Le contesto él - ¿Flores o chocolates? - Pregunto sin mirarla.

- Flores; principalmente las rosas, aun que son algo cliché - Respondió ella riendo- ¿Por qué me tratas tan mal? - Ella sabía que no era una muy buena pregunta, que terminaría mal, pero tenía que intentarlo, ella no podía desperdiciar esta gran oportunidad de hacer lo que sea con tal de que ya no la molesten, ya estaba dispuesta a hacer lo que sea.

Misterioso Cliché ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora