Capítulo 6: [✅]

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Cuando él le estaba por contestar, Verónica ve a su prima saliendo de la casa gritándole a un chico un poco más alto que Verónica, de cabello negro, no presto atención a lo llevaba puesto. Adelina estaba empujándolo, él intentaba acercarse pero ella no lo dejaba. Verónica se levanto rápido de su asiento y fue junto a su prima, por el olor que tenia y como se movía parecía ya estar ebria, al igual que el chico.

- ¿Qué pasa aquí? - Pregunto Verónica sin acercarse a ninguno de los dos lo suficiente.

- Pasa que esta puta calienta y luego se hace la santa - Dijo con desdén y enojo el chico mientras apuntaba a Adelina. Ese comentario le callo muy mal a Veronica, a ella decile lo que quieras, pero con su prima no te metas porque te va a ir muy mal.

- Primero - Verónica se acerco un paso a él -: Si no quiere, respeta su puta decisión - Dijo dando otro paso - Y dos, no llames puta a ninguna mujer, y menos si es mi prima - Dicho esto tomo envión y, aprovechando el estado de ebriedad del chico, lo empujo con todas sus fuerzas haciéndolo caer al suelo y lo patio en sus masculinidad.

Verónica tomo a su prima mientras ambas reían para ayudarla a caminar y salieron lo más rápido posible que pudieron hasta llegar al auto. Al llegar a este, Verónica acostó a su prima en el asiento trasero, poniéndole el cinturón de seguridad.

- Verónica - La llamó Adelina.

- ¿Qué pasa?

- Gracias por ayudarme, eres la mejor prima. Me da pena que hayas visto eso.

- No te preocupes ¿Para qué están las amigas y primas? - Le acaricio la mejilla tiernamente - Descansa ya te llevo a tu casa.

- No manejes, tú tomaste, déjame manejar a mi - Mientras lo decía hacía el intento de levantarse pero el cinturón de seguridad se lo impedía.

- Tranquila, no tomé ni una sola gota de alcohol, ahora descansa.

- Pero no me lleves a mi casa, mis papás no me pueden ver así - Comenzó a cerrar los ojos mientras hablaba.

- Esta bien. Te quedas en mi casa - Estuvo a punto de pararse pero su brazalete se había atorado en el bolso de Adelina y le impedía ponerse en pie normalmente.

- Veri, te quiero decir otra cosa.

- Mmm -Contestó mientras intentaba sacar el brazalete de donde se la había atorado.

- Yo no soy una puta ni una calienta pavas, solo no quería acostarme con él y listo.

- Ya lo sé, cariño. Si fueras una puta te querría igual, pero no debes aclararme nada. No eres nada de eso por querer acostarte con él ni una calienta pavas por no querer hacerlo -Sonrió aunque no pudiera verla ya que aún tenía el brazalete atorado.

- Pero todo el mundo cree que si y no me gusta que me lo digan - Ella comenzó a dar pequeños sollozos - Tengo hasta ganas de cambiar mucho con tal de que me tomen en serio.

- ¡NO! Nunca debes cambiar por lo que dicen los demás, si quieres cambiar hazlo, pero que sea por ti, nunca por los demás. ¿De a cuerdo? - Verónica se había enojado y el brazalete se le desengancho rápido.

- Esta bien. Te amo.

- Yo a ti, corazón - Le dio un beso en la cabeza y cerró la puerta del auto para dar la vuelta y subirse en el asiento de piloto.

- Espera, no te vayas - Escucha la voz de un chico a su espalda cuando esta por subir al auto -. No me dejaste contestarte - Verónica no necesito girar sobre sus pies para saber de quién se trataba, pero igualmente lo hizo.

- Te escucho -Le dijo fingiendo ser cortante, pero se moría por saber.

- Creo que te tengo envidia, tienes una vida perfecta, buenas notas, padres juntos y vivos, no te falta para comer, creo que solo quería hacer tu vida un poco miserable - Verónica lo miro boquiabierta ¿En verdad le hacía tanto daño solo porque tenía algunas ventajas en la vida? -. Creo que recién ahora puedo ver que no eres como pensé, una sabelotodo que quiere hacer quedar mal a los demás, eres hasta divertida cundo te conocen. Cuando me salvaste de que el auto me atropellara no podía creer que seas tú, creí que me odiarías y hasta me dejarías morir si fuera por ti después de todo el daño que te cause junto con mis amigos. Pero tranquila, esos días quedaron en el pasado. Además recién noto lo bella que eres, recién ahora mis ojos lo pueden ver. Aun que esto último no tiene nada que ver con las veces que te hice la vida imposible, sólo quería que lo sepas, lo siento de verdad - Se veía arrepentimiento en su mirada.

- Esta bien, te perdono, pero si crees que la belleza se ve con los ojos, es porque has sentido muy poco con el alma - Contesto Verónica.

- La verdad es que tienes razón, nunca me he enamorado, pero me encantaría hacerlo - Federico comenzó a acercarse a Verónica lentamente, cuando sus cuerpos ya estaban demasiado cerca, él comenzó a acercar su cabeza.

- ¡Espera, compañero! - Dijo Verónica riendo y alejándolo con su brazo -. Si quieres llegar a eso, te falta más que una noche que te portes lindo y una simple disculpa - Cuando ya estaba lo suficientemente lejos de su burbuja de espacio personal, continuo -, tendrás que luchar y perseguirme para conseguir algo que cualquier otra chica con el simple hecho de que le sonrías ya te lo daría, piensa si te conviene o no - Luego de esto se subió al auto de su prima y se marcho, dejando a Federico solo en el medio de la calle.

Llego a su casa, estaciono el auto, con dificultad logro sacar a su prima del mismo y subirla sin que haga ningún ruido, lo cual fue un milagro milagroso y se preparo para dormir.

Al día siguiente, cuando se despertó, su prima ya no estaba en la casa, supuso que se había despertado temprano, vio la hora y creyó que sus padres la matarían por no dormir en su casa, luego la llamaría.

El fin de semana pasó normalmente, leyendo algún que otro libro, mirando su serie favorita y haciendo sus deberes. Un fin de semana normal en lo que para muchos seria una vida aburrida, pero para ella estaba bien, no necesitaba más emoción que las que le daban sus personajes ficticios, no quería más complicaciones que las que ya tenia con sus personajes, no quería más pruebas que pasar que las que leía a diario. Simplemente estaba muy feliz y emocionada con su vida sencilla.

Misterioso Cliché ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora