|Capítulo 3 • RECUERDOS|

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(...)

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—¿Qué vas a hacer esta tarde? —me preguntó cuando me acabé de instalar.

—Tenía pensado ir a ver a mis amigas... ¿Thalia sigue viviendo aquí?

Alex asintió.

—Aun vive con sus padres. Aunque creo que las cosas no van muy bien. Se oyen discursiones a menudo y Thalia parece muy ausente, Nia.

Nia. Así me llamaban mis seres queridos cuando era pequeña.

Suspiré. Recordé que la última vez que me quedé a dormir a casa de Thalia, antes de que mis padres murieran y me tuviera que ir con mi abuela, oí a sus padres discutir. Era la noche y la madre de Lia gritaba algo de una infidelidad y el padre le decía que no chillara, que nos iba a despertar. Bueno, yo estaba medio dormida y aun era pequeña, por lo que no lo entendí muy bien, pero ahora le daba más sentido a aquello que escuché.

Habían pasado muchos años, ¿sus padres aún seguían juntos? Imaginé todas las peleas y los gritos que tuvo que soportar Lia, pobre... Quería verla en cuanto antes.

La voz de mi hermano me sacó de mis pensamientos:

—Ven, deja las maletas aquí y siéntate.

Alex se sentó en el sofá, y yo en el sillón de en frente.

—¿Irene también está?

Pensó un poco y luego negó con la cabeza.

—Se marchó hace poco más de un año y no he vuelto a saber de ella. Creo que se escapó con su novio, sí. Unos días antes me vino a ver y me dijo que no podía aguantar más vivir con su familia y que si algun día volvías te diera un fuerte abrazo de su parte.

Era triste pensar que quizá no la volvería a ver, pero no pude evitar sonreír al recordarla. De veras me hubiera gustado despedirme personalmente de ella.

—¿Y Sara?

No respondió. Me miró fijamente, como si buscara algo en mis ojos ~ uy, debo admitir que antes no tenía esa mirada penetrante ~ y bajó la mirada.

—¿Q-qué pasa?

Sus facciones se había contraído. Estaba muy, muy serio.

—Alex... M-me estás asustando.

Habló muy lentamente.

—Ella...

Me miró y separó sus labios de nuevo para seguir hablando, pero volvió a mirar al suelo para hablar.

—Ella murió hace un año... —dijo en un susurro.

No.

No, no, no, no puede ser, ¡no puede ser!

—P-pero... ¿có...mo? -los latidos de mi corazón se aceleraban

—La... la encontraron... en las vías del tren... Dijeron que fue un suicidio.

Entones todo se paró.

Sentí como mi corazón dejó de latir, no podía respirar.

—Nia...

No, no, no, no...

—Nia...

Sencillamente no podía ser, no podía...

—¡Nia! —Alex se levantó casi corriendo del sofá y se puso de cuclillas en frente de mí.

Empecé a perder el mundo de vista.

Sara era una de mis mejores amigas del mundo mundial y siempre había esperado ese día para volver a verla. Pero ella estaba muerta. Dios, estaba muerta. Jamás volvería a hablar con ella, a abrazarla...
—¡Eh! ¡Nia! —me movió intentando sacarme del estado de shock en el que había caído.

Lo miré. Estaba preocupado. Lo sabía porque una pequeña arruguita se le había formado en la frente. Su imagen se empezó a hacer borrosa y entonces supe que estaba llorando.

—Eh... —susurró con suavidad.

Negué con la cabeza.

—No está...

Me abrazó y yo lloré con fuerza.

—Ya... —me susurró acariciando mi pelo.

—Es tan... injusto...

—Lo sé —dijo con la voz temblorosa. Me pareció que él también lloraba.

Estuvimos así durante varios minutos. Se estaba muy bien en sus brazos. Realmente bien.

~Flashback~ 

Escuchaba a Alex gritar y muchas sirenas. Un montón de policías habían entrado en casa unas horas después de que papá y mamá salieran con el coche a hacer unos recados y yo estaba muy asustada. Subí a mi habitación corriendo. Me senté en el suelo y me tapé los oídos. 

No quería. No quería oírlo. 

Sabía que algo malo había ocurrido y sólo quería huír de allí, irme lejos, desaparecer.

De repente, alguien entró en mi habitación dando un portazo. No quise mirar, pero pronto sentí a alguien sentándose a mi lado.

Alex tenía los ojos rojos, con aún restos de lágrimas, y ahora su mirada era completamente ausente.

Lo miré, él me miró. Se puso la mano en la frente y cerró los ojos.

<<Papá y mamá...>> dijo mientras lloraba <<...ellos... se han ido...>>

Yo también me puse a llorar. Mi pequeño mundo se había derrumbado.

Alex me abrazó, lloré en sus brazos como nunca había llorado. Jamás había sentido un dolor tan profundo.

Pasamos horas abrazados. No podía soltarlo.

<<A-alex... Tú no te vayas nunca, por favor>> murmuré entre sollozos.

<<No lo haré, siempre estaré contigo.>>

<<¿Me lo prometes?>>

<<Te lo prometo.>>

Violada por AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora