Llegué a casa.
- Hola. ¿Alex?
- Aquí, en el cuarto.
Fui hacia su habitación y me apoyé en el marco de la puerta. Las puertas del armario de mi hermano estaban abiertas y él estaba en frente metiendo y sacando ropa.
- ¿Organizando el armario?
- Em, sí. Más o menos...
En ese momento aparté un momento la mirada de él y vi que el cajón de arriba de la mesita de noche estaba medio abierto. Di un paso para cerrarlo un vi que dentro del cajón había unas pastillas. Me quedé paralizada un segundo, pero enseguida reaccioné e intenté hacer como que no había visto nada. Cerré el cajón.
- Y, bueno, cuéntame... ¿Qué has estado haciendo estos años? ¿Cómo te fueron los estudios? -pregunté girándome hacia Alex.
Él no me miró, solo se puso a doblar una camiseta.
- ¿Alex? ¿Sigues ahí?
- Lo dejé.
- Lo dejaste.
- Sí.
- ¿Y qué pasó con la carrera de física?, esa que tanto te gustaba.
- Era muy complicada y no podía dedicarle el tiempo que requería, tenía que hacer otras cosas...
- Otras... cosas.
Me miró.
- Y, además, con el tiempo me di cuenta de que no esa carrera no estaba hecha para mí -volvió a centrarse en la camiseta-. Ni esa ni ninguna.
Me acerqué a él.
- Ya entiendo. Te rendiste.
Su expresión no cambió. Suspiré.
- ¿Recuerdas cuando iba a tercero de primaria y me presenté para las audiones de baile? Veía que las otras niñas lo hacían mucho mejor que yo y creía que no lo iba a conseguir, así que me rendí. Tiré las zapatillas por la ventana, literalmente, ¿lo recuerdas? -él sonrió con ternura y yo reí- Y entonces llegaste tú. Me cogiste en brazos y me dijiste: «¿Ves a esas niñas de ahí, las que bailan tan bien? Llevan 3 años yendo a clases de baile. Ahora te parecerá difícil, casi imposible, pero con el tiempo verás que si sigues esforzándote en lo que amas y no te rindes lograrás mucho más de lo que imaginas. Costará pero lo lograrás. No des nada por perdido.»
No hubo ninguna respuesta por parte de Alex, así que tras unos segundos volví a hablar yo.
- ¿Por qué no te aplicaste eso cuando decidiste dejar los estudios?
- Por favor, Nia, las cosas eran y son muy distintas de cuando tenías 8 años. Nuestros padres estaban muertos y no se trataba de bailar. El mundo puso piedras... más bien montañas, en mi vida y al final rendirme era la única forma de seguir adelante.
- Eso no tiene sentido.
- Sí lo tiene. Pero no espero que lo entiendas. Apenas he sabido de ti en estos años y apenas hemos hablado hoy, pero ya sé del cierto que tu vida y la mía desde que nos separamos han sido muy distintas.
***
Después de cenar, Alex se disculpó diciendo que tenía que hacer un par de cosas y se fue a su habitación. No sin antes abrir la nevera y coger dos botellas de cerveza.
- ¿Por qué más de la mitad de la nevera está llena de alcohol?
- Porque es buena parte de mi dieta -soltó con una risita.
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Violada por Alex
Teen FictionCuando me dijeron que volvería a ver a mi hermano, todo fue alegría y recuerdos felices, pero al estar con él me dí cuenta de que Alex había cambiado, ahora podía percibir en él una especie de lado oscuro. Y no me equivocaba.