|Capítulo 4 • SOMBRAS|

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A las 6 de la tarde salí de casa y fui hacia la casa de Thalia. Tenía muchas anas de verla, pero estaba algo preocupada por lo que me había dicho Alex.

Llamé al timbre y escuché como una mujer gritaba el nombre de mi amiga. Unos segundos después, Thalia abrió la puerta.

Me miró unos segundos y entonces sonrió incrédula.

-¡¿N-nia?!

Yo asentí y la abracé.

-Madre mía... -me dijo cuando deshicimos el abrazo- ¡Ya pensé que nunca más te volvería a ver!

-Lo sé, ha pasado mucho tiempo.

-Joder, y que lo digas...

Salimos a la calle y nos sentamos en un banco.

-¿Cómo estás? — le pregunté acariciando su mano.

-Bien. Bueno... ¿Qué voy a decir?

-¿Y con tus padres?

Rió irónicamente.

-Mis padres... están insoportables. Mi madre no suelta el alcohol en absoluto y mi padre tampoco está muy en si. Pero, francamente, pasan de mí, así que me da igual.

A pesar de que hacía como que no le importaba, sentí pena por ella, porque era obvio que sólo trataba de autoconvencerse.

-Bueno... De todos modos, si necesitas algo en cualquier momento, ahora estoy aquí. Mira, te doy mi teléfono.

Thalia sacó su teléfono y yo le dicté mi número.

—Pues ya está, llámame cuando lo necesites.

Mi amiga asintió y se guardó el móvil en el bolsillo de nuevo mientras preguntaba:

-¿Y dónde te quedas? A vivir, digo.

-Ah, pues, en mi casa, con Alex, ¿no es obvio?

Entonces la cara de mi amiga se ensombreció, pude ver la incomodidad en su rostro.

-¿C-con Alex? ¿Tu her...mano?

-Sí, ¿qué pasa? -la miré preocupada.

-¿No has visto nada... eh... diferente, en él?

Fruncí el ceño, muy extrañada por su reacción.

-No. Dime qué pasa.

Ella me miró unos segundos como procesando la información y luego miró al suelo.

-Lia, me estás asustando.

Pasaron unos segundos hasta que se decidió explicar.

-Nia, Alex ha cambiado. Y no lo digo como "ahora tiene 22 años, ya es un hombre". Él fue por un mal camino y ha hecho cosas que...

-¿Qué? ¡Qué dices! -lo dije con una sonrisa, pues creía que estaba bromeando.

-Tienes que creerme. Cuando te fuiste él cambió. Se volvió más serio, duro, cerrado. A medida que pasaba el tiempo su mirada era más oscura.

Yo no daba crédito a lo que Thalia me estaba contando de mi hermano. Bajé la mirada al suelo mientras jugaba inconscientemente con mis dedos.

—Y él... Empezó a tomar mucho alcohol y drogas...

—No. Lia, no puede ser cierto...

-Sé que cuesta de creer, pero es la verdad... Alex se ha estado metiendo en aguas muy turbias estos años. Dejó los estudios, empezó a aislarse de todos y todo. Y eso no es lo peor... Hace unos tres años empezaron a correr rumores de que había... forzado... a varias chicas a tener sexo con él. Aún no había pruebas que lo confirmaran, pero...-

Negué con la cabeza y me levanté del banco en el que nos habíamos sentado.

-¡Entonces eran sólo rumores! -me giré con la intención de volver a casa.

-Nia, espera, ¡intento ayudarte! ¡Estás viviendo con alguien peligroso!

Paré en seco y la miré muy enfadada.

-Alex no es peligroso. A lo mejor vosotros estáis siendo injustos con un chaval que de repente perdió a toda su familia y se quedó solo.

Me fui para casa tan cabreada como dolida. No podía creer eso de mi hermano.

Pero, ¿y si era verdad?

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¡Hola!

Siento no haber publicado antes, ¡final de curso es LA MUERRRRTE para mí!! 😂

:)

Violada por AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora