Flames.

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Me siento perdida, me siento vacía, me siento rota.

Hay momentos en los que simplemente me dejaría llevar como el movimiento de las olas, otros simplemente querría parar el tiempo.

A veces me pregunto por qué la vida es tan bonita, te lleva a lo más alto, te hace bailar, te hace brillar, pero al igual que te hace sentirte así, te lo arrebata todo.

Aquí estoy, después de dos años, escribiendo sobre dolores y rupturas, teniéndote a ti, lector, pendiente de qué nuevo suceso le ha pasado a mi corazón. Te diré una cosa, está roto, pero podrá repararse.

Nunca había sentido tanto dolor por tanto tiempo. Nunca había estado así, esta sensación de vacío, de tristeza, de no querer nada, de dejar que pasen los días, nunca la había tenido.

Debe ser que es por el dolor de un primer amor.

No sé si calificarlo como primer amor, porque no he conocido al amor cómo tal, pero si lo puedo clasificar como mi primer acompañante. No me arrepiento de nada, ni de un solo minuto invertido en él. Aún recuerdo nuestro primer beso, nuestra primera mirada, nuestras primeras palabras, recuerdo todo como si hubiera sido ayer, ¿dónde estás?

¿Dónde te has ido? ¿Por qué te fuiste? Tengo tantas preguntas y tan pocas respuestas, a día de hoy me sigo preguntando muchas cosas, sigo mirando el borde de la maceta donde me esperabas cada vez que salía del portal, sigo suspirando recordando nuestras tardes en el banco de mi casa, sigo sintiéndote en mi cama y sobre todo, sigo sintiéndote en mi corazón.

¿Sabéis qué pasa? No soy una persona buena, desde pequeña crecí metiéndome con los demás, portándome mal, no me he criado en un ambiente envidiable, tenía problemas con los profesores, discutía con mi madre y bueno, la verdad que si tenía que pisar a alguien lo hacía, me creía poderosa, no lo digo por decir, nunca lo había plasmado ni contado.

Puedo decir que he sido una niña feliz, pero exactamente, ¿qué es ser feliz? He pasado días y semanas entre cuatro paredes, dando rienda suelta a mi imaginación, ¿por qué quise ser periodista? Porque esas cuatro paredes me enseñaron que hay un mundo maravilloso por descubrir, y que hay que moverse para mostrarlo. 

Toda mi vida he crecido buscando ser alguien, buscando que me quieran y que no me teman. Diríamos que, tengo un pasado oscuro, que si lo evito, lo evitaré siempre.

El colegio me formó y me hizo ser de una manera, pero la Lucía real vino después, al salir de él. Vino cuando salió de esos edificios que te marcan y te hacen tomar un papel.

Empecé a encontrarme de nuevo conmigo misma y ese primer año de universidad me lo pasé como una enana, con chicos, con amigos nuevos... Tomé otro rol en mi vida. Y me gustó.

Pero al igual que vino todo lo bueno, empezó lo que podríamos denominar mi camino a la pesadilla.

No le juzgo.

Te doy las gracias por haber visto en mi lo que nadie supo, y sobre todo, por poder descrifrarme.

Nunca antes me había quitado la coraza, ni nunca antes me había vuelto tan débil con alguien. Fuiste mi punto débil, mi talón de Aquiles.

Te di todo y te hubiera dado más si hubiera podido en aquellos momentos, pero todo llegó a su fin y claro, a ver cómo le explicas a una persona tan inestable que adiós muy buenas, que ahí te quedas.

Sigo asumiéndolo, pero lo conseguiré.

Muchas noches me tumbo y pienso: ¿qué tal le irá?

Dios, te quise muchísimo.

No sabes como echo de menos decir tu nombre, mirarte a los ojos, darte la mano, darte un abrazo, sentirme correspondida. Me cuidaste mucho, gracias de nuevo.

Echo de menos cuando me mirabas y te mordías la boca, cuando sin venir a cuento me achuchabas o cuando me besabas sin que lo viera venir. Echo de menos tenerte como confidente, poder contarte todo, expresar cuando algo me enfadaba y sobre todo cuando me moría de la risa mientras hacíamos el amor.

Fuiste mi mejor recuerdo del 2018, pero también mi peor.

No levanto cabeza desde que te fuiste, estoy hundida. No soy feliz.

Hace poco, uno de mis mejores amigos me dijo: nunca te había visto tan hundida y tan en la mierda como en estos últimos meses. Lucía no eras así.

Claro que no era así, se han llevado eso.

Solo espero poder encontrar la paz algún día, porque me estoy volviendo loca. Solo espero poder dejarte ir de mi corazón, porque por mucho que desee verte, estar contigo o aunque fuera volver a besarte, no va a pasar.

Solo pido una cosa;

Corazón, vuelve a latir.

Febrero, 2019.

Amor, ¿me estás llamando?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora