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Jungkook

Lalisa sale corriendo al baño de repente y yo la sigo con mis ojos hasta que cierra la puerta blanca detrás de sí. A los pocos segundos de esto se oye como se despoja de su ropa y abre la regadera. Sonrío para mis adentros pensando con exactitud qué pasa allí. Y alguna parte de mí siente pena por ella. Ya que, por alguna no muy extraña razón, Lisa siente un dolor punzante ahí abajo y yo por el contrario me sentía como nuevo. Como si hubiera estado enfermo por días y de repente me hubieran dado una pastilla milagrosa que me eliminara todo el dolor de mi cuerpo.

Así de bien era lo que el sexo mortal podía hacerle a los íncubos como yo, irónico.

Como Lalisa tardaba bastante en salir del baño y suponía que no saldría de ahí hasta dentro de un rato, decidí ir a su sofá y recostarme a esperarla. Odiaba ser algo así como un perrito faldero pero al fin y al cabo eso parecía. No podía ir a ningún otro lado en el que no estuviera Lalisa porque simplemente no podía despegarme de ella gracias al vínculo que formamos en cuanto mi mano hizo contacto con la suya.

Y sin embargo, todos mis pensamientos son eliminados de repente cuando oigo un característico "bip" sonar en el teléfono celular de ella. No pensaba tocarlo para ver quién era, pero mi decisión cambió de repente cuando vi que el remitente del mensaje se trataba de nadie más ni nadie menos que el imbécil de Kim Taehyung.

Alcé una ceja y sujeté el teléfono de un manotazo desbloqueándolo. Sabía la contraseña de Lalisa. En el poco tiempo que convivimos juntos y de todas las veces que reviso el teléfono, yo me encargué de memorizar aquella contraseña en mi mente. Tampoco era demasiado difícil siendo sincero, hasta era penoso que la clave fuera una T de Taehyung, una L de Lisa y varios números. No había que ser inteligente para saber que esos números eran la fecha de un aniversario de ellos o algo así.

Una pizca de molestia creció dentro de mí cuando noté que ella decidió perder la dignidad y hablarle de nuevo. Apreté la mandibula tan fuerte que temí romperla a la mitad. Suspiré como si fuera un toro; pesado. Enojado.

¿Podemos arreglar las cosas? Le había puesto Lalisa.

Estúpida mujer, dejando la dignidad por quien no la merecia.

Ella le había dejado varios mensajes antes de aquello y ni hablar de las llamadas a plena madrugada. Era penoso y denigrante. Me causó un profundo rechazo.

Pero incluso, a pesar de todo eso y después de tanto insistir, Taehyung contestó a sus ruegos, más específicamente hace unos minutos.

"Hoy a las 8pm. Restaurante de comida china. Más te vale que no faltes".

Era casi una amenaza. ¿Quién se creía que era?

─Jungkook olvidé aquí la rop...

Lalisa entró con una toalla rodeando su cuerpo y el cabello mojado cayéndole por los hombros de forma desordenada. Al ver que tenía su teléfono celular en la mano frunció el ceño.

─¿Qué demonios haces?

─Si hubiera una competencia entre las personas más estúpidas de la faz de la tierra, tú te llevarías el primer puesto--dije, con toda la intención de herirla. Y a juzgar por su rostro, lo había hecho.

--¿Qué...?

--Finalmente te ha contestado tu amorcito Taehyung.--le arrojé el teléfono en el aire. Lalisa fue lo suficientemente rápida como para atraparlo sin ningún rasguño. Pero aun así me miro con confusión y enojo-- anda, contéstale. No quieres parecer desesperada ¿o sí?--y sin pensarlo agregué-  Ah...lo olvidaba, eso es normal para ti.

Our wish | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora