Parte 4

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— Bien Narancia, di ¡Aaah! —

— A-Aaah. —

La cuchara llena de arroz aterrizó dentro de la boca del paciente, al retirarla este comenzó a mascar felizmente el alimento que ya había sido depositado.

-Realmente tenías hambre, ¿no es así? Tranquilo, no comas a prisa. –

El ambiente de ese día era bastante tranquilo, había poco movimiento en los pasillos y no era muy diferente en el área de cafetería, la mayoría de pacientes que estaban reunidos allí eran muy silenciosos, y los que no, de todas formas se encontraban bastante callados.

— ¡Buccellati! ¡Aah! ¡Aah! —

Señalando su boca hizo unos pequeños gestos esperando atraer la atención del cuidador, y al parecer lo logró, puesto que esbozó una sonrisa y llevando la cuchara al plato nuevamente se encargó de alimentarlo.

Mientras repetía el mismo ciclo, el psiquiatra ya conocido de ese lugar se acercó a ambos, y el cuidador al notar su presencia hizo un pequeño gesto de alegría, contagiándole su buen humor a su compañero.

— Buen día, Abbacchio. —

— Buenos días. —

Con una taza de café en su mano procedió a sentarse en la misma mesa que el chico al que alimentaban, dedicándole un pequeño saludo con la mano, al cual él respondió alegremente.

Le tenía un especial aprecio al pequeño llamado Narancia, su enfermedad le provocaba actuar como un niño, y su apariencia le hacía lucir de 13 años, por lo que terminó por hallar en su corazón el gran propósito de protegerlo más que a los demás, aunque claro, Buccellati ya se encargaba de esto, a veces mimándolo más de lo debido.

Y hablando de Buccellati, ¿Quién era él? Él era muchas cosas, entre ellas su mejor amigo, fue él quien estuvo con el peliblanco en sus momentos más débiles, su carácter noble, su fuerza de voluntad y su determinación lo motivaron a vivir una vida decente y alejarse del mal camino que había estado siguiendo hace unos cuantos años. Le debía mucho, y sin embargo, no pedía nada a cambio.

— Giorno me contó lo bien que lo has tratado últimamente. – comentó el cuidador. - ¿De verdad intentaste mirar debajo de su ropa? —

Trató de disimular el hecho de que se ahogó con su café por la impresión, aguantando la tos y limpiando una gota que se escapó de su boca.

— ¡¿Otra vez está diciendo ese tipo de cosas?! —

— Es sólo una broma, Abbacchio. — soltó una pequeña risa con su reacción. — Le gustas, por eso hace ese tipo de bromas tan seguido. —

— No digas tonterías, nuestra relación se limita a la de un paciente y un doctor. Además, tiene 15 años, no entra en mi rango. —

— ¿Estás diciendo que si no fuese tu paciente y fuese mayor si te interesaría? —

Antes de que pudiese contestar con una respuesta de mala gana, un gran estruendo se escuchó en una habitación alejada, rápidamente el peliblanco y su compañero se levantaron conmocionados. Mientras Abbacchio fue al lugar del que aquel sonido provino, Buccellati se atrasó un poco debido a que esto asustó a Narancia y se vio obligado a tranquilizarlo.

[ ... ]

— ¡Para! ¡Te he dicho que fue un accidente! ¡Ya no lo lastimes! —

Al llegar el psiquiatra presenció como un trabajador tenía a un paciente aprendido en el suelo, tuvo que dar un vistazo más cercano para notar que ese paciente era Guido Mista, el compañero de cuarto de Giorno, y que el trabajador era Formaggio, uno de los cuidadores indeseables de los que no se pudo deshacer al momento de desemplear a quienes abusaban de su poder.

— S-Sabe, señor... yo solo intentaba advertirle a la señorita de que tenía cuatro botones en su camisa y que esto era de mala suerte... ¿De verdad cree que yo intentaba tocarla a propósito? —

— Eso tal vez funcione con Buccellati, ¡Pero no conmigo! —

En seguida estrelló con gran fuerza la cabeza del sometido contra el suelo, haciendo que la chica que anteriormente había gritado en defensa del agredido cubriera su boca con sus manos por lo que veía. Sin embargo, el peliblanco no se quedaría de brazos cruzados.

— ¡Ya es suficiente! — gritó mientras se acercaba a paso veloz, podía sentirse el enojo en su forma de caminar y en el ruido que sus zapatos ocasionaban. Tomó de la camisa al trabajador y lo arrojó a un lado, ayudando a Mista a levantarse después de esto.

— Por una vez en tu vida podrías dejar de ser un maldito idiota con los pacientes, ¿lo sabes, Formaggio? —

— Tsk — hizo una mueca al levantarse, mirando mal exclusivamente a Abbacchio. — Le quitas lo divertido a la vida, Leone. — comenzó a alejarse, no sin antes decir: — no he acabado contigo, ratita. — Finalmente terminó por desaparecer de la vista.

— De verdad le agradezco por intervenir, no tenía idea de que tratasen de forma tan dura a los enfermos. —

— Se supone que no lo hacemos, pero hay unos cuantos imbéciles que aún no lo tienen suficientemente claro. — volteó a ver a Mista una vez más. — ¿Y tú qué se supone que hiciste? —

— Por...esto. —

El pelinegro abrió su mano, dejando ver un botón rosado. El psiquiatra entonces volteó a ver a la chica, a quien efectivamente le habían arrancado un botón de su camisa.

Abbacchio llevó su mano a su rostro, frotándolo por el estrés y suspirando, era difícil no tener ojos en la espalda, era realmente difícil no poder controlar todo.

— No se preocupe, um... —

— Abbacchio, doctor Leone Abbacchio. —

— Un gusto conocerle, no se preocupe, doctor Abbacchio, no me lastimó, pero hubiera preferido que me hicieran saber que le tenía una aversión al número cuatro. — dijo la chica, tratando de cubrir un poco la parte desabotonada de su prenda. — Me llamo Trish, soy la hija del sr. D —

Cuando escuchó esto, el peliblanco se paralizó, acto seguido le dio un pequeño golpe en la cabeza al paciente que se encontraba a su lado, indicándole el que se disculpara.

— ¡Lo siento! Me sobrepasé al arrancar el botón de su camisa, pero realmente no pude evitarlo, aquí tiene. —

Mientras el botón era regresado a su dueña, Buccellati llegó corriendo al pasillo en el que los tres individuos se encontraban, altamente agitado y curioso por saber lo que había ocurrido.

— Abbacchio, ¿qué pasó? —

— Buccellati, ella es la hija del jefe. —

-AU- "Thank you" (Abbacchio x Giorno) JJBA Vento AureoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora