–No te preocupes Narancia, esto no te dolerá ni un poco. –
El hombre de rastas colocó un tipo de vendaje de un material parecido al cuero alrededor de la cabeza del chico, el cual se encontraba acostado sobre la gran mesa de hierro en la que su amigo, sin saberlo, estuvo alguna vez.
Él, sin darse cuenta, recibió un shock eléctrico tan potente que le hizo desmayarse instantáneamente, haciendo que su cuerpo tuviera espasmos fuertes. Al final se relajó, pero un leve olor a quemado emanaba de su cabeza.
A continuación el médico se acercó a él con una aguja bastante gruesa con apariencia de picahielos. Levantó el párpado del paciente con delicadeza e introdujo ahí mismo el artefacto, el cual con un pequeño martillo empujó dentro de la cuenca, haciendo un desagradable sonido y liberando un par de hilos de sangre del ojo de quien se encontraba acostado.
Comenzó a remover lentamente los sesos encontrados en el cráneo, sintiendo su suave textura como si de slime se tratase. El agitado de su cerebro se volvió mucho más intenso, por lo que el líquido rojizo no paraba de salir, pues de cierta manera estaba lastimando el ojo en el proceso.
Pasaron así varios minutos, revolviendo el lóbulo frontal del paciente, hasta que en cierto momento el médico se detuvo. Removió lentamente la gruesa aguja de la cuenca y su ayudante limpió los coágulos de sangre que se habían escurrido por el rostro del enfermo.
–Lobotomía completada. – dijo el médico, con la mirada en la cámara. – El paciente ahora se encuentra inconsciente, en un futuro cuando despierte podrán notarse los cambios en su conducta gracias al tratamiento realizado. -
[ ... ]
El hombre entre la oscuridad dio un sorbo a su taza de café, mientras observaba las atrocidades que ocurrían frente a sus ojos desde aquella cámara.
"Parece que ese chico ya no se resiste a las lobotomías."
Escuchó uno golpes en la puerta, ¿quién podría ser? No dijo absolutamente nada, la puerta estaba abierta, quien quiera que fuese podía entrar sin ningún tipo de invitación.
Esta misma se abrió y dejó ver dos siluetas bastante altas, eran Abbacchio y Buccellati.
–Risotto. – dijo uno de ellos.
No hubo respuesta.
–Necesitamos un favor. –
–¿Un favor? ¿De mi? Me pregunto qué será. – dijo algo sarcástico mientras tomaba un sorbo de su bebida otra vez.
–Necesitamos revisar las grabaciones de la noche pasada. – manifestó el cuidador.
–Sabes que eso está prohibido. –
–¿Por qué? ¿Porque veremos las horribles cosas que les hacen a los pacientes y de las que nunca dijiste una sola palabra? –
–Que listo eres, Buccellati. – bufó el que vestía de negro. – pero yo no cuento con esas grabaciones, lo máximo que verías serían las personas que lo hicieron. –
–¿Sabes quiénes son? – cuestionó el psiquiatra.
–No lo sé y no me importa. –
–Sabemos que eres bien allegado al señor D., sino no tendría la confianza de que fueses el guardia de las cámaras. – dijo con algo de enojo el pelinegro. – Tu sabes quienes han estado haciendo esto. –
–Aún si lo supiera, ¿por qué habría de decírtelo? –
–...Porque tú no eres así, Risotto. – afirmó el peliblanco de la entrada.
–¿Oh? –
A pesar de que nunca tiene contacto con el hombre que estaba frente a las cámaras, sabe de su personalidad, ha visto las cosas que hace. Esos pequeños detalles como ser amable con los pacientes con los que se topa y dar los buenos días de forma natural. Él no era un psicópata, no era como el jefe, de eso estaba seguro.
–Sé que la decisión de ignorar a los pacientes es difícil para ti, tienes que hacerla todos los días, hablar o seguir callado. Esta es tu oportunidad de cambiar el ciclo, hoy puedes hacerte caso a ti mismo y ayudarlos. – tragó saliva después de decir esto, esperando convencerlo realmente. – Si todos nos unimos para derrotar al señor D., estoy seguro de que finalmente todo terminará, pero para eso debes entregarnos las grabaciones. –
–... – se quedó pensando varios segundos, su rostro frío cambió por unos cuantos segundos a uno más expresivo. – El señor D. tiene mucho poder, podría perder mi vida. –
–Hay riesgos que hay que tomar para mejorar la vida de los demás y de uno mismo, ¿no crees? – sonrió ligeramente el psiquiatra, tratando de inspirar confianza.
–... -
Sin decir una palabra, aquel gótico guardia se dio la vuelta y, rebuscando un poco dentro de una caja fuerte que tuvo que haber abierto, terminó por dar con unas cintas de video marcadas con un plumón rojo con varias equis.
–El señor D. viene por estas mensualmente, más te vale hacer algo antes de que me cuestione el por qué de que no estén –
Ambos hombres sonrieron al ver que el guardia cooperó, tomaron las cintas y, antes de marcharse, le dieron las gracias.
–No te arrepentirás, Risotto. –
[ ... ]
–Bien, veamos. –
El grupo conformado por Buccellati, Abbacchio, Giorno y Mista se encontraba reunido en una pequeña sala llena de cachivaches, afortunadamente allí había una televisión y un reproductor de videos sin utilizar junto con otras cosas. Buccellati ya había introducido la cinta al reproductor y ahora sólo era cuestión de tiempo para que las imágenes aparecieran en la pantalla. Una vez lo hicieron pudieron vislumbrar a los culpables de los horribles actos.
Podían ver la escena en donde perseguían al rubio y a su compañero, detrás de ellos venían los perpetradores. Giorno apuntó a la pantalla, específicamente en el hombre de pelo verde.
–Él, él se llamaba Cioccolata, recuerdo que el señor D. lo mencionó. –
–Cioccolata... me suena realmente familiar, pero no logro recordar de donde. – mencionó el peliblanco.
–¿Crees que preguntándole a Doppio nos dé una forma de contactarlo? Poniendo alguna excusa o algo parecido. – sugirió el cuidador.
–Esa es una buena idea. –
–Realmente sigo sin creer que nos estemos envolviendo en este lío. – dijo Mista, pues pensaba que todos los problemas se habían terminado una vez el psiquiatra llegó, no se esperaba que su tranquilidad se viese perturbada de una forma tan abrupta.
–No te preocupes, Mista. Pronto todo esto parará. –
[ ... ]
–¡Narancia, allí estabas! ¿Qué te pasó? –
- ... -
–¿Narancia? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? Responde por favor. –
Lo sacudió un poco, temiendo que le pasara algo, sin embargo, seguía sin decir una sola palabra. Un hilo de saliva comenzó a escurrir por su boca, fue entonces cuando Fugo notó lo perdidos que estaban sus ojos.
–Hey, ¡Hey! ¡Narancia! ¡Respóndeme! ¿Estás bien? ¡Narancia! -
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-AU- "Thank you" (Abbacchio x Giorno) JJBA Vento Aureo
Random"AU" en donde Abbacchio y Bruno son cuidadores de Giorno, Mista, Narancia y Fugo en un hospital mental. -Misterio -Romance El fanfic probablemente no se enfoque exclusivamente en el AbbaGio, pero igualmente lo contendrá. Dibujo de la portada por mi ...