Parte 6

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–Oh, cierto, ¿señor Abbacchio? Mi padre me permitió dormir aquí, ¿me podría mostrar cual sería mi habitación una vez terminemos el recorrido? –

–Por supuesto, de hecho ya hemos acabado, Doppio me avisó de eso igualmente. Acompáñame, te diré en donde te quedarás. –

Mientras ambos caminaban rumbo a la habitación de la señorita Trish, un enfermo terminó por atravesarse en su camino. No era nadie más que el joven con la mariquita en el pecho, quien se veía curioso por la mujer que caminaba al lado del psiquiatra. Rápidamente fue hacia ellos y lo tomó del brazo, acercándose a su pecho.

–Leone, ¿es ella la hija del jefe? Mista la mencionó hace poco. –

Ambos se quedaron perplejos ante el atrevimiento de tomarlo de esa forma y llamarlo por su nombre, algo bastante personal dentro de su cultura. Sin embargo, el rubio ni se inmutó, manteniéndose cerca de su psiquiatra.

–Oh, yo...no sabía que tenían permitido ese tipo de relaciones entre paciente y trabajador. – mencionó la joven.

–¡No es así, lo estás malentendiendo!- respondió fuertemente el mayor, apartando de un empujón al rubio, el cual solamente podía reírse por el ahora enrojecido Abbacchio.

–Jaja, lo siento, me presentaré, mi nombre es Giorno Giovanna. ¿Usted es la hija del señor D., cierto? –

–Así es, mi nombre es Trish, es usted muy educado señor Giovanna. –

–Por favor, llámeme Giorno. –

Parecía más un tipo de juego que una presentación real, Abbacchio se preguntaba si se presentaron así realmente o fue sólo parte de la personalidad juguetona del rubio y de la pelirosa siguiéndole la corriente.

–Señorita Trish, deberíamos irnos ya, falta poco para que sea la hora de dormir. – dijo como una débil excusa para abandonar al rubio.

–Oh, ¿es eso cierto? Entonces deberíamos apresurarnos. – se alarmó. –Adiós Giorno, fue un gusto conocerle. – Se despidió para comenzar a seguir al peliblanco que la conduciría hasta su dormitorio.

–Igualmente Trish. – hizo una despedida con su mano, mientras veía como se distanciaban hasta perderse en los pasillos.

[ ... ]

–Aquí podrás pasar el tiempo que quieras, ya sea para dormir o para estar a solas. La hora de dormir comienza a las 9pm pero las luces del pasillo no se apagan, por si necesitas salir por cualquier circunstancia. El desayuno se comienza a preparar a las 10am pero puedes tomarlo cuando sientas hambre. – explicó Abbacchio con algo de rapidez, aún así intentaba ser lo más claro posible para ser comprendido.

–Entiendo, muchas gracias. –

–Si eso es todo, me retiro. Que descanses, Trish. – Dijo el peliblanco a punto de salir por la puerta.

–¡Espera! Sólo una cosa más.- Esto hizo que el mayor detuviera su acción. –Han mencionado mucho a un tal Doppio, ¿podría saber quién es? –

–...Es extraño que no sepas de él. Es la mano derecha de tu padre. Nosotros no tenemos permitido verle en ningún caso, por lo que todas sus órdenes se nos hacen saber por medio de Doppio. – mencionó como respuesta a su pregunta.

–Ya veo...era todo, muchas gracias otra vez. –

–No es nada, buenas noches. - sin decir una palabra más, salió de la recamara.

Cuando el psiquiatra había abandonado la habitación, la joven fue dejada para estar a solas con sus pensamientos.

Su padre...

No tenía permitido hablar sobre su padre.

La razón de que estuviese en ese lugar era un simple proyecto escolar, si los empleados preguntaban sobre el señor D. no estaba autorizada para brindar ningún tipo de información acerca de él, su padre confiaba mucho en ella y además estaba segura de que el castigo que recibiría al revelar algún detalle sobre él no sería misericordioso.

Se sentó sobre la cama y observó la alcoba que temporalmente le pertenecía, esta era bastante pulcra aunque fuese pequeña, sólo había una cama, una ventana, un escritorio con su respectiva silla y un perchero justo al lado de la puerta.

Continuando con sus pensamientos, su relación con su padre era mala, por no decir detestable. A pesar de que todos los veían como una pequeña familia normal conformada por un hombre con su hija, en realidad ellos nunca hablaban, sus interacciones eran muy limitadas. A decir verdad, en realidad ella sentía cierto repudio hacia él, tenía una razón en específico para hacerlo, pero recordarla hacía que su cabeza y corazón dolieran, además de sentir una horrible sensación en una parte específica de su cuerpo. Lo mejor sería dejar de pensar en él y descansar.

Acomodó las almohadas y se dispuso a dormir, colocando su cansada cabeza sobre estas.

[ ... ]

A la mañana siguiente todos los pacientes y encargados despertaban con pesar de su sueño, otro día más en el que trabajar fervientemente para mejorar el estado mental de los ingresados.

La joven que había apenas llegado el día anterior ya se encontraba en los comedores desayunando junto a los pacientes más tranquilos, tomaba nota de lo que se le había dicho ayer por los cuidadores y anotaba igualmente sus observaciones, todo parecía bastante normal hasta ahora.

Un enfermo ya conocido para ella entró a la sala, era Giorno Giovanna, el simpático rubio que había conocido la noche pasada. Éste parecía nervioso, incluso pudo ver como temblaba un poco.

–¡Giorno! Buenos días. –

El paciente, al escuchar su nombre, volteó su mirada hacia ella y se acercó.

–Ah, hola Trish, buenos días. ¿No habrás visto al doctor Abbacchio? Tengo que decirle algo urgentemente. –

–No lo he visto en toda la mañana, ¿tal vez esté en su despacho? –

–Me dirigiré allá, gracias. Con permiso. –

Se abrazó a si mismo y tomó rumbo hacia donde ella había indicado, pudo ver como a lo lejos, cuando ya se iba, otro paciente de cabellos color azabache igual de nervioso fue corriendo junto con él. ¿Qué habrá pasado?

[ ... ]

–¿Y bien, Giorno? –

–Probablemente esté en su despacho, vamos. –

Ambos sujetos corrieron rápidamente hasta la supuesta ubicación del objetivo. Cuando llegaron tocaron la puerta con algo de prisa, fueron invitados con un "Pase" desde dentro de la oficina, a lo que ellos apresuradamente abrieron la puerta.

–¡Doctor Abbacchio! – gritó el rubio.

–¿Giorno? ¿Mista? ¿Qué hacen aquí? Aún no les toca consulta. –

–Verá, es algo de suma importancia lo que tenemos que decirle, no podíamos esperar a que nos atendiera de manera profesional. –

–¿Y bien? ¿Qué es? –

–Anoche... pasó algo. -

-AU- "Thank you" (Abbacchio x Giorno) JJBA Vento AureoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora