–Y dígame señorita, ¿qué hace usted aquí? Doppio nos informó de que vendría, pero no nos dijo el porqué de su visita. – cuestionó el pelinegro.
–Se trata de una investigación escolar, estoy investigando el trato que se les da a los pacientes en los hospitales psiquiátricos, ya sabe, como se le pinta y como es en realidad. – fue su respuesta.
–Oh, entonces estoy seguro de que tendrá mucho material tratándose de este lugar. – se burló el psiquiatra, recibiendo una mirada compasiva de Buccellati.
Ambos cuidadores comenzaron a darle un recorrido por las instalaciones a la joven, mostrándole desde los pabellones en donde los enfermos se encontraban hasta la cocina en donde se preparaban los alimentos que después consumirían en las mesas frente a la habitación.
En su camino terminaron por encontrarse con personal del establecimiento, los cuales lanzaban miradas repulsivas contra el peliblanco psiquiatra, fue algo que la chica rápidamente notó y a decir verdad la puso bastante incómoda, preguntándose cómo es que pueden llevarse mal siendo compañeros que tienen un único objetivo en su mente, ayudar y cuidar de los pacientes.
"¿Tal vez ocurrió algo en el pasado?" se preguntó, haciendo que terminara por alzar la voz para dar a conocer sus pensamientos, interrumpiendo a Buccellati, quien de tanto en tanto tiempo daba datos interesantes de los cuartos por los que pasaban.
–¿Ha habido algún incidente en el hospital, señor Buccellati? ¿Algo relevante que haya marcado a los pacientes tal vez? Una vez leí en un libro como hubo un asesinato en un hospital psiquiátrico y como esto dañó aún más el psique de los que se encontraban internados... ¡Oh, claro, no quiero decir que algo así haya pasado aquí! Pero tal vez si un suceso fuera de los planes de los cuidadores. –
El cuestionado soltó una pequeña risita la cual cubrió con su mano, le hizo algo de gracia la aclaración de la joven, sin embargo, no tardó mucho en poner en su rostro una expresión de seriedad.
–A decir verdad, este no siempre fue un hospital mental común y corriente, no siempre se trató a los pacientes con el respeto que se merecían, fue una época oscura que la mayoría de psiquiátricos tienen, pero eso ya quedó en el pasado y no hay de qué preocuparse, los pacientes ahora tienen la vida digna que siempre debieron tener, y la mayoría prefiere no recordar el pasado. –
El doctor Abbacchio hizo una pequeña mueca y rechinó los dientes, ambos se dieron cuenta de esto, pero ninguno comentó nada acerca de ello.
Un hombre de cabellos rubios se adentró al mismo pasillo en el que ellos se encontraban, portaba una bata blanca con su nombre grabado, dando a entender que era un cuidador más. Él, a diferencia de los otros, no le dio una mirada desafiante al peliblanco, al contrario, tenía una mirada llena de paz y confianza.
–Así que aquí está la señorita tan hermosa de la que todos hablan. –
Se acercó a la joven dama y tomando su mano le dio un beso en esta, haciendo que ella terminara algo sonrojada y llevando su mano libre a su propia mejilla.
–Prosciutto. –
–Abbacchio, Buccellati. –
A pesar de que parecía llevarse bien con el psiquiatra, la mirada de Buccellati cambió a una llena de fastidio.
–¿Has visto a Pesci últimamente? – cuestionó.
–Justo por eso te estaba buscando. Al parecer Narancia otra vez lo ha estado molestando. –
–Lo dudo. –
–Buccellati, será mejor que vayas con él a arreglar ese asunto, yo puedo seguir guiando a la hija del señor D. por las instalaciones. – sugirió el psiquiatra.
–Está bien. Iré contigo, Prosciutto. Veamos qué problema tienes esta vez. –
[ ... ]
Pronto los dos cuidadores estarían frente a dos pacientes, uno de ellos era el ya conocido Narancia, el pequeño que Buccellati se encargó de alimentar en la mañana, mientras que el otro era un joven de cabellos verdes y una estructura facial poco común. Ambos parecían encontrarse en medio de un conflicto, pues el segundo mencionado tenía una herida en la frente de la que brotaba sangre, el pelinegro pronto observó que el avioncito de Narancia era el arma que lo causó, pues estaba cubierta del mismo líquido rojizo.
Sin embargo, no era Narancia quien tenía en sus manos el avión, era otro cuidador de aspecto misterioso el cual lo había apartado de él.
–¿Pero qué demonios pasó, Narancia? –
–Fugo tenía razón, ¡Fugo tenía razón! ¡Es un usuario de stand! –
–Por estas razones no debes juntar a gente como Fugo con gente como Narancia, Buccellati. – mencionó burlón el rubio.
El pelinegro suspiró, tal vez Prosciutto tenía razón y no era buena idea juntar a pacientes con esquizofrenia con gente tan influenciable como era el chico, pero no podía evitar pensar que de cierta forma ambos tenían mejor progreso estando juntos, se llevaban extremadamente bien y tener relaciones con una sana convivencia era lo que más debían anhelar.
–¿Y dónde estabas tú cuando esto pasó? Se supone que hoy tenías actividades con Pesci, ¿qué hacías dejándolo solo con un paciente que no entra en tu rango? –
El rubio no esperaba que le respondieran, sin embargo, simplemente se encogió de hombros.
–No tengo ojos en la espalda, no puedo saber lo que mis pacientes hacen 24/7. –
–Sólo déjalo así, procuremos que esto no vuelva a suceder. Lleva a Pesci con una enfermera antes de que se le infecte la herida. –
ESTÁS LEYENDO
-AU- "Thank you" (Abbacchio x Giorno) JJBA Vento Aureo
Diversos"AU" en donde Abbacchio y Bruno son cuidadores de Giorno, Mista, Narancia y Fugo en un hospital mental. -Misterio -Romance El fanfic probablemente no se enfoque exclusivamente en el AbbaGio, pero igualmente lo contendrá. Dibujo de la portada por mi ...