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La cafetería favorita de Jimin se encontraba casi libre de gente, Yoongi lo agradeció silenciosamente, buscando su mesa habitual para sentar frente al menor. Luego de una agitada visita al parque de atracciones, Suga consideró prudente hacer una pausa para comer, luego de oír el gruñido del estómago del pelinaranja al bajar de la noria.

- El pastel de chocolate se ve delicioso – comentó Jimin, paseando su vista por la vitrina de postres.

- ¿Quieres pastel? – consultó Yoongi, con una sonrisa. El menor asintió como si de un niño se tratase.

El mayor ordenó por ambos, para luego dedicarse a mirar a su cita. El pelinaranja se veía realmente feliz.

- Es bonito – soltó de improviso el chico de tez pálida. Jimin lo miró sin comprender – El color de tu pelo... es bonito... queda bien contigo – aclaró, logrando que el aludido se sonrojara.

- Gracias, hyung... - una mueca se formó en su cara – Aunque... ¿hasta ahora lo menciona? – se mostró ofendido, sorprendiendo un poco a Yoongi.

- Yo... claro que lo noté antes... - se excusó – Pero, no sabía que tenía que decir algo...

- Por supuesto, cuando alguien hace algún cambio en sí mismo... Obviamente espera que los demás lo noten – acomodó su cabello con una mano – Si no, ¿para que hacerlo?

- Para tu propia satisfacción – respondió sin vacilación – No necesitas cambiar algo de ti, esperando la aprobación del resto... Sólo debe gustarte a ti, con eso es suficiente.

Jimin guardó silencio, pensando que ahora mismo estaba en su sexta cita, precisamente para probarle un punto a alguien, sobre sí mismo. Tal vez, Min Yoongi tuviera algo de razón.

La orden llegó a su mesa, y el menor se concentró en disfrutar su delicioso pastel de chocolate, en tanto el pelinegro lo observaba con fascinación. Le gustaba la forma en que sus mejillas se redondeaban con cada bocado que llevaba a su boca, y la manera en que sus labios se movían. Ciertamente, Jimin era hermoso en todas las situaciones posibles. Cuando terminaron de comer, Yoongi pagó la cuenta y se retiraron.

Antes de subir al taxi, el mayor detuvo al pelinaranja, sosteniendo su brazo, haciendo que éste volteara a verle. La confusión se dibujó en su rostro, pero se desvaneció en cuanto notó lo cerca que su hyung se encontraba de él. Sus narices estaban a sólo un par de centímetros de distancia y el menor temía que el contrario pudiera oír los fuertes latidos de su corazón. La mano pálida de Yoongi se alzó, acariciando lentamente la mejilla de Jimin, y éste hizo un gran esfuerzo para no suspirar por la suavidad de su tacto. Una traviesa sonrisa apareció entonces en el mayor, antes de dar un paso atrás, alejándose y dejando a un agitado Jimin, mirándolo desconcertado.

- Tenías algo de... chocolate en tu cara – comentó, notando el rubor que se expandía hasta las orejas del dongsaeng. Tal vez, sólo tal vez... él mintió.

En medio de su aturdimiento, el menor logró subir al taxi, completamente perdido en sus pensamientos. Estaba tan sorprendido, que por un segundo creyó que se delataría al lanzarse sobre su hyung. Pero, Park Jimin era demasiado tímido como para hacer algo así, aunque imaginarlo no le hacía ningún mal.

Por su parte, Suga daba pequeñas miradas por el rabillo del ojo, notando el estado emocional en el que el menor se encontraba, sintiéndose satisfecho de comprobar algunas de sus sospechas. Definitivamente, Min Yoongi no le era indiferente al pelinaranja.

Cuando el vehículo se detuvo frente al museo que hace unas semanas el menor había visitado, algo hizo clic en su cabeza, haciéndole sentir tonto por no notarlo antes. Yoongi estaba llevándolo a todos los lugares donde tuvo sus citas con los demás chicos, pero... ¿Por qué?

7 DATES [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora