• III :" Los dioses nos destinaron... " •

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Harald admiraba con una sonrisa como los barcos de uno de los hijos de Ragnar Lothbrok se acercaban al muelle de su reino

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Harald admiraba con una sonrisa como los barcos de uno de los hijos de Ragnar Lothbrok se acercaban al muelle de su reino.

- Ivar...- suspiró.

Su esposa, Astrid, quien supo ser amante de la escudera Lagertha, observaba la llegada con pavor.
Sabía que Ivar querría matar a su ex amante, como también sabía la crueldad que emanaba del joven al oír los relatos de su esposo sobre su aventura en Inglaterra.

Los años habían pasado. Ivar ya no era el mismo joven que había partido hacia Inglaterra en busca de venganza. Su madurez había ido en ascenso así como también habían crecido en él la ambición y la crueldad.
Si podían describirlo con una frase, esa sería "alguien que no tiene límites" por más que si los tuviera. Si bien sus piernas no funcionaban, las prótesis y muleta que lo acompañaban, lo ayudaban a ser una figura temerosa e imponente.

Una vez que Ivar y Harald se reunieron en el gran salón del reino, un estruendoso sonido interrumpe la conversación. Las puertas se habían abierto de par en par, dejando entrar a dos guerreros que tironeaban con fuerza de las cadenas que sostenían los brazos de quién, miserablemente, los seguía.

Ran.

La mirada de los presentes se dirigieron a la pobre esclava que era obligada a caminar hacia una jaula que se encontraba al final del salón.

- ¿Una jaula, Hakok? ¿Cómo si fuese un inmundo animal? - preguntó Ran con media sonrisa irónica en su rostro.

Hakok, quien caminaba detrás de los guerreros, solo mostraba un rostro sin expresiones, pero notablemente angustiado y hasta condenado al haberlo perdido todo por culpa de la joven.

Hakok, quien caminaba detrás de los guerreros, solo mostraba un rostro sin expresiones, pero notablemente angustiado y hasta condenado al haberlo perdido todo por culpa de la joven

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- ¡Hakok! El mercader de mi reino - el rey Harald recibía con sus brazos abiertos al vikingo, quien sólo asintió levemente con su cabeza - He oído de tu desgracia, hermano. Como lo siento.

- No lo sienta demasiado, mi rey. La culpa será incendiada en favor de los dioses...- giró su rostro para ver como encerraban a su esclava - He ofrecido a lo único que me quedó para ser bendecido por los dioses otra vez. La única sobreviviente al incendio... Ran.

The Gods Destined Us  • Ivar The Boneless •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora