《 El destino es muy engañoso, hijo de Ragnar.
Puedes creer que lo tienes todo pero una vez más, los dioses se divertirán con las ilusiones de los simples mortales 》
~ HISTORIA CORTA ~
(So...
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Si hay personas que son consideradas como "faltos de su sano juicio", es por que alguna característica esquizofrénica afecta o afecto su salud mental. Quizás un trauma, una vida difícil, la envidia, la ambición o los sentimientos oscuros creciendo dentro logran destruir poco a poco lo sano de su salud.
Hoy en día, en una nueva celebración en el gran salón del Reino de Kattegat, podían distinguirse claramente tres tipos de locuras.
La primera, la del rey de Kattegat.
Ivar The Boneless era considerado por muchos, como un vikingo cruel y sin escrúpulos. Su odio desde nacimiento lo había llenado de una oscuridad tal, que no tuvo compasión al asesinar no sólo a su propio hermano, sino también, a declararle la guerra a su medio hermano, el primogénito de Ragnar Lothbrok, Bjorn ironside.
Ambicioso, desconfiado y calculador.
Lo seguía — muy de cerca — su actual esposa, la reina Dalhia, más conocida como Ran. La mujer que fue esclava, se buscó su propia libertad y terminó siendo reina. Su historia podía ser simple, pero en su pasado había varios secretos oscuros que habían dañado el corazón de Ran para siempre. Después de haber soportado el dolor de la muerte de su madre, fue su padre quien la esclavizó. Hakok, consciente de que Ran era su hija, la usó como esclava y ayuda en sus negocios. A pesar de su vida, Ran era considera como una de las mujeres más inteligentes y estrategas, y era sabido por muchos que Hakok no la vendería a cualquiera. O eso era lo que él creía, ya que fue la mismísima Ran quien supo sabotear todo lo que poseía el gran mercader y someterlo a que pague por sus maltratos.
Carismática, estratega e inteligente.
Y por último, la peor de las locuras. Esa que estaba llena de odio, de envidia, de ese sabor amargo llamado celos. Margrethe quien empezó siendo esclava, saboreó el gusto de la libertad al casarse con el mayor de los hijos de la reina Aslaug, Ubbe Ragnarsson. Pero su esterilidad, su envidia, su demencia y su falta de compañerismo hacia su marido, la convirtieron en una carga de vida. Ubbe la había abandonado a su suerte, sabiendo que no sería difícil de hallar para Ivar, y que sabía mejor que nadie, que él no confiaría en ella. Margrethe miraba celosa como Ran había logrado eso que ella tanto anheló para su vida. Como una simple esclava había conquistado el corazón de quién se decía, que no poseía ninguno.
Celosa, envidiosa y cargada de odio.
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—...y por nuestros dioses. ¡Skoll! — gritó uno de los guerreros.
Ran giró su rostro para fijar su mirada en el hombre que yacía a su lado del trono. Ivar se había convertido en todo lo que ella alguna vez había soñado. Ese hombre que la protegía, la cuidaba y la valoraba como si fuera lo más preciado que poseía. Ivar sintió el peso de su mirada, por lo que giró su rostro para chocar con sus particulares ojos. Ese azul y verde que tanto lo habían enamorado.
