Capítulo 1: dos rayitas

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Ari recordaba tres momentos donde la línea de su vida se había desviado de forma repentina. Tres momentos donde las cosas cambiaron para siempre y nada regresó a su lugar. Eran los tres momentos que más odiaba en su vida y trataba de que no formaran parte de sus recuerdos, cosa que era muy complicada considerando que una de esas dos cosas vivía bajo su mismo techo.

El primero fue la repentina muerte de su padre. A los nueve años su padre murió atropellado. Si su vida no fuera ya dramática, el accidente ocurrió el día de su cumpleaños.

El segundo fue cuando su madre se casó por segunda vez. Ari no era clase de niños que salían en esas películas y series y odiaban que sus padres iniciaran nuevas relaciones. No le habría importado para nada si su madre hubiera elegido otro marido. Jongho era el peor hombre que hubiera conocido con once años, y a esa edad no es que conociera a muchos.

El tercero lo compartió con una vieja amiga que ahora prefería ignorar su existencia. Bueno, ese último no le daba tantas vueltas, más que nada porque prefería alejar ese recuerdo de su mente cuanto más pudiera. Había hecho como si nunca hubiera sucedido.

Lo que no se imaginaba era que a sus dieciséis años podía llegar otro de esos grandes momentos para arruinar su vida. Se encontraba en el sucio baño de una tienda nocturna. Eran pasadas las doce de la noche. Tuvo un segundo para pensar que Jongho iba a matarla en cuanto llegara a casa, si es que no se la encontraba antes en la calle. Si alguien le hubiera dicho hacía unas semanas que estaría viviendo esa situación, le hubiera pegado un puñetazo. Vale, eso no, pero sí que le hubiera gritado o mirado muy mal.

Se sentó en la tapa del inodoro y se bajó la falda hasta los tobillos. «Bien», pensó, solo iba a hacerse la prueba, comprobaría que había sido una falsa alarma y saldría de allí como si nada hubiera sucedido. Retiró la tapa del test y lo colocó durante cinco segundos exactos en contacto con la orina, tal como decían las instrucciones. Luego volvió a taparlo y se dispuso a esperar los cinco minutos más largos de su vida.

La luz del baño era verde oscura y parpadeaba cada segundo, como si alguien estuviera presionando el interruptor continuamente. Distrajo su atención esos minutos. Se fijó en que las paredes estaban escritas y llenas de dibujos. Hubo un comentario que captó su atención. Era de una chica que pedía ayudam, su novio la había engañado y no sabía qué hacer. Varias personas dejaron respuestas debajo del comentario.

» Manda a ese hijo de puta a la mierda.»

«¿Por qué lo dudas? Una persona que te engaña no te ama".»

«La vida es cruel. Acostúmbrate.»

Cuando pasaron los cinco minutos exhaló profundamente. Las manos le temblaban levemente y el corazón se le encogió del miedo. No estaba lista. No quería enfrentarse a ese momento, pero la incertidumbre era peor que la ignorancia. Suspiró y recordó las instrucciones para el resultado: dos rayitas para positiva y una rayita para negativo.

«Mierda.» Fue lo único que pensó cuando vio esas dos rayitas enormes y casi diabólicas en la pequeña pantalla.

Salió del baño y se dirigió a la salida con pasos apresurados. Notaba el corazón en la bica de la garganta. La voz del vendedor la detuvo.

—¿Y? — fue lo único que dijo.

El chico la miraba expectante. Ari no dijo nada, simplemente se quedó allí mirándole. Todavía su mente no había procesado que habían salido dos rayitas y no una. El resultado era positivo. Habían sido dos malditas rayitas. Otra vez. Se planteó la posibilidad de desaparecer de la faz de la tierra o quizás de lanzar algo a la cara del vendedor para que dejase de mirarla de aquella forma.

Going With You {Taehyung-BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora