Capítulo 4: la niña casi muerta

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Cuando Soojin y Eunjae terminaron de comer, se despidieron de sus amigos y se fueron al baño. Se cruzaron con Ari. Soojin no pudo evitar recordar que hacía unas semanas Ari había empujado al suelo a una chica que se estaba metiendo con otra chica.Ari había fingido indiferencia, como si su intención no hubiera sido ayudar.

Ari pasó a su lado como si se cruzase con una persona que no conocía. O peor aún, con una a la que ignorara a propósito. A veces trataba de no darle importancia porque en el fondo era consciente de que fue ella la que se alejó primero. Fue ella la que cortó la amistad. Habían pasado muchos años y ya no era esa niña que adoraba pasar las tardes con su mejor amiga. Ahora era otra persona muy diferente. Se había obligado a grabarse en su mente que su amistad con Ari era cosa del pasado, y lo conseguía la mayoría de las veces...Salvo esos días en los que la tristeza pesaba en su pecho. Como ahora.

—¿Has visto su pelo? — le susurró Eunjae al oído, riéndose, cuando Ari salió del baño.

No dijo nada, pero soltó una risita. En el fondo, aunque no hubiera respondido a su amiga, sabía que el silencio era tan cruel y culpable como las palabras. Aquello se había convertido en una rutina de sus días. Sus amigos se sentaban a hablar de lo afortunados que eran y se reían de las personas a las que consideraban patéticas. No se enorgullecía de esta actitud, pero era lo único que conocía...Y temía despertarse un día y no encontrar un espacio del que pudiera sentirse parte.

—Sigo sin creerme que hayas sido su amiga—continuó Eunjae, totalmente ajena a la incomodidad de Soojin.

—Ya, bueno...

—Enserio, es que no tenéis nada en común.

Soojin carraspeó mientras fingía arreglarse el cabello.

—Éramos muy pequeñas, claro que teníamos cosas en común...

—¿Cómo qué?

Pensó y no le costó recordar su infancia junto a Ari. De hecho, recordó muchas cosas que antes compartían. Innumerables tardes de juegos, risas y conversaciones.

—Tienes razón, no puedo recordar nada—dijo.

—Nunca me has contado por qué dejasteis de ser amigas...

—Bueno, ¿por qué seguimos hablando de ella? ¿Te aburres? —Soojin la interrumpió, con un tono de molestia.

Eunjae puso una mueca, luego negó con la cabeza y sonrió ampliamente.

—Tienes razón. Hablar de esa gente hace que me ponga de mal humor. Y cambiando de tema... ¿Crees que debería salir con Jimin?

—¿Park Jimin?

—Claro boba, ¿qué Park Jimin sería?

Soojin puso los ojos en blanco.

—Pues a ver, que yo recuerde te has liado con varios Jimin—repuso.

—Pero ninguno como ese Park Jimin—indicó Eunjae.

—Hablamos del mismo Park Jimin que se cambia de novia cada semana. —Hizo comillas con los dedos al decir la palabra "novia"—. Ten cuidado, ya sabes que Jimin no es de los que salen enserio con nadie.

—Bueno, nunca ha estado con esta Eunjae, ¿o sí?

—Entonces haz lo que quieras, yo ya te he avisado. —Se encogió de hombros, sin poder evitar la risa.

En ese momento una chica salió de uno de los cubículos. Iba encogida, con la mirada fija en el suelo y parecía estar nerviosa por la presencia de las dos chicas. Se puso lo más lejos que pudo para lavarse las manos. Eunjae y Soojin se rieron al fijarse que arrastraba el papel higiénico en el zapato izquierdo. Eunjae estalló en una carcajada cuando esa chica salió.

—Eunbin es un fenómeno de verdad. No me extraña que se metan con ella.

—Deberíamos habérselo dicho...— sonó más bien como una pregunta que Soojin se hizo a sí misma.

—No es nuestro problema. Venga, vamos.

Se dirigieron a su siguiente clase y se sentaron al final de todo, donde la profesora no podía tenerlas vigiladas ni molestarlas. Soojin odiaba estudiar. No era algo que se le diera muy bien, por lo que se pasaba las clases hablando por chat con sus amigos o distrayéndose con cualquier tontería. No era algo que reconociera en voz alta, pero se sentía demasiado tonta para ser buena en los estudios. Aunque tampoco es que se esforzara mucho en estudiar. Era como si algo le susurra que no valía la pena porque iba a fallar igualmente.

Después de que las clases terminaran se despidió de sus amigos y se subió al coche en el que la traían y recogían todos los días. No le sorprendió encontrar la casa vacía. Siempre tuvo la sensación de que su casa era demasiado grande para ella. Demasiado grande y solitaria. Sus padres estaban siempre trabajando, demasiado ocupados como para recordar que tenían una hija. Subió directamente a su cuarto sin molestarse en comer.

Eunjae le envió un mensaje recordándole que habían quedado esa tarde para ir de compras. Respondió muy emocionada, aunque en realidad no lo estaba tanto. Amaba en silencio las tardes en la que se quedaba en su habitación, viendo alguna película o serie en Netflix. Cuando llegó la hora en la que había quedado, se preparó meticulosamente ante el espejo y cuando estuvo segura de que estaba perfecta, salió de casa. Su barrio era muy lujoso, así que se hubiera esperado cualquier cosa menos encontrarse allí a Ari. Pero allí estaba la chica, entregando comida a domicilio. Vestía con un uniforme de un restaurante al que ella y sus amigos frecuentaban. Soojin se la quedó mirando. Muchas cosas vinieron a su mente, pero la peor de ellas fue que recordó a la niña casi muerta.

*

Un día llegó una niña nueva en el colegio y las dos niñas, en aquel entonces de nueve años, quisieron ser sus amigas, así que la invitaron en el recreo a comer con ellas. Alice tenía la misma edad que ambas, pero parecía mucho más pequeña y mucho más frágil. Era pelirroja, de unos intensos ojos marrones y ese día llevaba unos preciosos zapatos azules. Soojin nunca olvidó a Alice y la culpa que la carcomía por dentro tampoco desapareció con el tiempo. No podía librarse del recuerdo de la niña pelirroja que casi murió ante sus ojos. Si hubieran sabido que Alice era alérgica a las almendras no hubieran preparado esos bombones el día anterior.

Alice no había muerto, pero todavía tenía pesadillas con ella. Aún podía ver su pequeño cuerpo cayendo al suelo. El recuerdo de sus ojos marrones muy abiertos y su boca escupiendo espuma seguiría apareciéndose en sus peores pesadillas.

—¿Crees que estará bien? — le preguntó Soojin a Ari al día siguiente.

—Mi padre dice que se pondrá bien...— había respondido Ari.

—¿Crees que fue nuestra culpa?

Silencio. Se entretuvieron tirando pequeñas piedras en un pequeño hueco que había en la tierra.

—No lo sabíamos, Soojin.

Soojin no dijo nada.

Ese día se despidieron de la mano y se quedaron mirándose fijamente, como si el tiempo se hubiera detenido. A Soojin le parecía que ese momento perduraría para siempre en su memoria. Pasado el fin de semana, cuando ambas se encontraron en clase, no volvieron a hablarse. La madre de Soojin le advirtió que no siguiera juntándose con Ari y eso fue lo que hizo. Borró a la niña de su vida para siempre y nunca le dio ninguna explicación. Ari tampoco se la pidió y con el tiempo la culpa que sentía por haber dejado de lado a Ari desapareció y fue como si nunca se hubieran conocido.

Pero Alice las uniría para el resto de sus vidas, quisieran recordarlo o no. 

Going With You {Taehyung-BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora