En cada estación © (Bilogía Estaciones #1)

Capítulo XII

Desperté y lo primero que vi fue mi mano unida a la de Jake, me hacia sentir segura y protegida a pesar de la que había pasado antes de desmayarme, suponía que eso había pasado. Me sentía un poco mal por ignorar lo que sentí o sentía por Wilhem pero me sentía bien con Jake.

Moví mi mano y entonces tuve su atención en mi, dije lo primero que se me ocurrió cuando alternaba su vista de mi y la carretera...

—Tengo hambre...— exclamé, provocando que el riera.

—Estamos a a minutos de un pequeño restaurante, aguanta.— asentí, sin despegar mi vista de él —Has dormido toda la tarde, pensaba que tal vez quieras manejar después de que cenemos, estoy algo cansado.

—Me parece bien— dije, pensando en las horas que había dormido.

Llegamos a un restaurante alejado de toda civilización, habían algunos coches y camionetas allí, lo que me hizo pensar que era un restaurante de paso.

Jake bajó al igual que yo junto con nuestras mochilas, me ofreció su mano y la tomé. Caminamos hasta adentro del lugar y una camarera se acerco cuando ya estábamos sentados. Leímos los menús y los dos acordamos pedir una pizza familiar junto a dos raciones de papas, sodas y una rebanada de pay de zarzamora, mi excusa fue que tenia que manejar y eso solo hizo que Jake riera. Estuvimos aproximadamente veinte minutos solo viéndonos y comunicándonos con el pensamiento, supongo que era una ventaja, no tenia ganas de hablar. La comida llegó y rápidamente nos pusimos a comer, estaba muy hambrienta. Jake reía de mi desesperación pero no importaba.

Conduje el camino a donde fuera que íbamos con música de fondo, el asiento de copiloto había sido reclinado de tal forma que él pudiera descansar bien. Antes del amanecer Jake se levantó y sacó un teléfono muy raro en el que se comunicó con alguien de quien no sabia nombre, hablaban sobre tener todo listo. Él habló minutos después...

—Cambiaremos el auto— dijo, asentí —Yo manejaré.

—Bien— fue lo único que dije.

Paramos en la solitaria carretera atrás de un auto negro, sin placas. De él bajo un chico con barba que con tan solo verlo daba miedo pero que se quitaba cuando veías a la chica que venia con él porque ella aparentaba ser todo lo contrario. Jake bajó con su mochila y me transmitió lo mismo, bajé con mi mochila también. Caminamos hasta donde estaban los otros...

—Todo listo amigo— dijo el desconocido, al menos para mi.

—Genial, muchas gracias— asintió y se me quedó mirando

—¿Es ella?— preguntó, como si yo no existiera, Jake asintió

—Es un placer conocerte— dijo la desconocida —soy Lily

—Cora— fue lo único que dije, junto a una sonrisa.

—Debemos irnos, nos queda un día de camino— exclamó Jake entregándoles la llave de la camioneta y recibiendo las del auto negro —Muchas gracias Bran.

Ellos solo asintieron, se montaron a la camioneta y se fueron. Nosotros hicimos lo mismo solo que siguiendo nuestro camino.

Jake estaba sumido en sus pensamiento, no quise interrumpirlo. Vi todo el tiempo el camino que recorríamos, estaba aburrida y un poco triste, no había hablado con mis padres, no sabía nada de Wilhem, Jack y Dandelion pero estaba segura que estaban bien, tenían que estarlo.

Recordé de pronto las cartas que Wilhem me había dado y decidí abrir la primera, el quería que lo hiciera a mitad de camino pero quería leerlas. Busque en mi mochila y encontré el pequeño cofre, saqué la primera, guarde todo y comencé a leerla...

No sé donde estés para cuando estés leyendo esto, quiero darte tu privacidad. Es obvio que si lees esto es porque decidiste llevarte la tiara y el brazalete, es porque se que también estás segura de nosotros...

No pude continuar leyendo, sentí mis ojos humedecerse lo que hacia borrosa mi vista, traté de controlarme y seguí.

...Se que no me conoces lo suficiente pero yo a ti si, no completamente a como quisiera pero se por tu madre que tu debías vivir una vida relativamente normal mientras vivieras con ellos por lo que me pidió no acercarme nunca a ti.

He estado observante los últimos meses y eso me ha hecho ver que eres de lo más floja para cocinar y que te encanta mirar series y películas hasta altas horas de la madrugada, se que amas con locura a Max, y que extrañas constantemente a tus padres.

He estado enamorado de ti desde pequeños, existen cosas que tengo que decirte y el porqué pero aún, permíteme disfrutarte mientras pueda y Cora, nunca olvides que siempre te he amado. Tendrás tiempo para pensar en todo esto y creo que la siguiente carta deberías esperar para leerla.

Con amor, Wilhem.

Con mis manos tapé mi boca del posible sollozo, nunca nadie se había tomado el tiempo de escribir algo así para mi y que fuera de Wilhem me hacia sentir un poco de culpa, porque las últimas hora me había olvidado un poco de lo que habíamos hablado en su cabaña pero había algo que no me permitía creer por completo. Guardé la carta y dejé mi mochila abierta, mirando la tiara junto al brazalete guardados en una bolsita de tul transparente con un hilo dorado rodeándola, sonreí pero no duro tanto cuando una mano hizo su aparición y saco la bolsita, Jake la miró con el ceño fruncido y expresión dura, la mano en el volante mostró sus nudillos completamente blancos por la fuerza ejercida al agarrar el volante...

—¿Quién te dio esto?— preguntó, mirando a la carretera.

—Wilhem— respondí

—¿No te dijo donde lo consiguió, verdad?— negué —Lo sabía, ¡maldito!— gritó, dejando la bolsita de nuevo en mi mochila —¿Te dijo para quien es? ¿Para qué es?

—Para una unión— respondí, sintiendo un poco de miedo por lo que el fuera a responder... —Dijo que era para mi y...

—Y tenía razón pero...

—¿Pero?— pregunté, temiendo de su respuesta.

—No es momento de que te lo diga, lee todas las cartas y te diré todo, mientras cuida esa bolsa con tu vida.

Asentí sin decir nada, no era bueno lo que fuera a decir o tal vez lo era pero no sabia cuando arrepentida estaría hasta terminar de leer las cartas.

Otro más, espero disfruten!