¿Feliz cumpleaños?

27 2 0
                                    

Sara:
Había pasado rápidamente junio. No me esperaba que todo ese tiempo pasara tan veloz como la luz de un rayo de tormenta. Pero fue el mejor mes que he podido pasar en toda mi corta vida. Pues estábamos siempre juntas, Ariana, Lucía, Sofía y yo. Mi madre ya se había familiarizado con todas ellas, pues bien sabía que se habían convertido en mi segunda familia.

Y entonces llegó julio. Mi mes. Bueno, así es como se suele decir cuando se cumplen años... ¿No? Mi cumpleaños era el veinticuatro, casi a finales. Por lo tanto a principios, nadie le dio importancia.

Lucía había mejorado mucho en el piano, tocaba relativamente bien para tan solo llevas un mes de práctica. Me enorgullecía cada vez más. Y comenzamos a hacer dúos un poco más complejos. Cuando los dominábamos tras días de prácticas, cantábamos las dos juntas. Y debo admitir, que aquello era precioso, estar cantando con mi mejor amiga, pensando en cómo sería cantar de esa manera delante de público en un futuro. Lucía me llenaba de esperanzas. Pues no, no teníamos nada compuesto. Y yo comenzaba a perder la esperanza. Pero ella no. Tenía un poder mágico para reconfortarme diciéndome: "Algún día tú y yo cantaremos delante de miles de personas". Y toda mi ilusión un poco perdida, volvía corriendo a mi cuerpo para instalarse y sonreír, emocionarme ante aquella idea.

Y así transcurrieron los días.
15 de julio...
17 de julio...

Las cuatro nos la pasábamos yendo a casa de cada una, quizás para pasar la tarde, quizás para dormir.

21 de julio...
23 de julio...

Y finalmente llegó la víspera de mi cumpleaños. Siempre me encantó hacerme mayor. Bueno, no exactamente eso. Sino las felicitaciones de personas que quieres e incluso de personas que no esperabas que se acordaran de esa fecha.

Las tres chicas se habían quedado a dormir en mi casa, pues decían que debían ser las primeras en felicitarme. Mi cama era relativamente grande, pero Sofía y Ariana decidieron dormir en el suelo, con sus sacos de dormir que se les hacían muy cómodos. Lucía dormiría conmigo.

Eran las diez de la noche y nos encontrábamos comiendo algunos postres que habían sobrado de la cena y jugando a varios juegos de mesa. A las cuatro nos encantaban, pues jugábamos en equipo o en solitario, y nos reíamos a más no poder. Cuando Ariana había movido su ficha para perjudicar mi partida, le dije:

-¡Oye! ¡Respeta a tus mayores!- Me reí ante su reacción. A ella le gustaba ser de las menores, por lo tanto me siguió la broma y se inclinó pidiendo disculpas.

-Yo tengo tu edad, puedo no respetarte- Me dijo Sofía sacándome la lengua. Ella también tenía catorce años. O eso creía.

-¿Tienes catorce?- Le pregunta Lucía, quien no se había enterado acerca de la edad de nuestra amiga.

Sofía se hizo la ofendida, llevando su mano a su pecho dramatizando.

-¡No! Tengo quince- Ríe la mayor.

-¿Cómo? ¡Pero si yo cumplo quince en unas horas! ¿Quieres decir que eres mayor que yo?- Inquirí estupefacta. Siempre había pensado que Sofía era menor que yo, hasta que nos informó que los había cumplido antes de conocernos, el veintiocho de mayo. Sofía río al vernos a todas con la boca abierta.

-Vivimos en una mentira- Dramatiza Lucía.

Después de eso, continuamos jugando, ya con la idea que Sofía era la mayor de todas.

23:56

Las chicas estaban más emocionadas que yo por mi cumpleaños. Habían recogido todos los juegos de mesa esparcidos por mi cama y estaban moviéndose de aquí para allá, riendo felices, mientras yo las observaba con mi mejor sonrisa.

T.R.DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora