Capítulo 2: Encuentro

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Al terminar de bajar cada peldaño llegue al final donde se encontraba él esperando a que llegara a lo último. cuando bajé el me dio su brazo para guiarme a mi propio comedor, he recorrido esta casa mas de 100 veces si por casualidad llegará a "perderme" seria de manera consciente.
–¿Qué tanto piensas querida? –sonó la voz de Edward sacándome de mi mundo.
– Querido hermano estas de vuelta– salté sobre él para abrazarlo y darle un beso en la mejilla.
– Creo que con la emoción los modales de la institutriz se acaban.–
–Eres un tonto, su alteza. –le dije en modo de sorna
– Yo también te quiero querida hermana.... al parecer ya conoces a mi amigo.–
– La verdad no hemos sido presentados pero dado que son nuevos me he sentido tan cómodo como para romper el protocolo también yo. – dijo él
– En ese caso el mi joven y gran amigo el conde de Devonshire Robert Wellesley –  el hizo una reverencia hacia mi tan perfecta que parecía de lo mas natural hacerlo
– Mi  nombre es Victoria Wellington hija del duque Alfred Wellington y de la duquesa Karen – después de esas palabras hice mi mejor reverencia que había estudiado junto a ella una de mis sonrisas mas angelicales pero a la vez diabólicas.
Mi hermano se rió como para restarle importancia a lo que había hecho y dijo – Bueno querido amigo Robert al parecer eres el único mal educado – ambos rieron ante tal comentario. Entonces tomé el brazo de mi hermano para terminar el recorrido hacia el comedor.
Al entrar todos los varones se pararon y yo solo puede dirigir mi mirada a mi padre y después distinguí a John, pero luego la pequeña risa de mi madre hizo que desviará mi mirada hacia donde provenía el sonido vi en su mirada cómo se sentía orgullosa por verme con la vestimenta que ella había solicitado.
– Querida hija mía por favor – hablo mi padre con tanta dulzura y dirigí mi vista hacia el una vez más – Te presento al conde Marcus Egertor conde de Derby y al conde Robert de Devonshire, será un placer presentarles a mi pequeña y adorada hija Victoria Wellington. –  Volteé a sonreír a mi padre y después realice una reverencia a ambos condes por un segundo pensé que yo podía pasar por alguien que se había criado en ese lugar con toda esa pompa.
– Es una preciosa joya la que tiene como hija, duque– me sonrió el conde Marcus Egertor y agaché la mirada
– Tiene una preciosa familia en general. Si hubiera criado a sus dos hijos tal como ha criado a su pequeña sería una perfecta familia inglesa–  dijo Robert haciendo reír a todos.
Tomé asiento en donde me indico mi padre al lado de John pero antes lo abracé, a mi derecha tenía a Edward y enfrente de mi tenía a Robert y a su derecha Marcus. Ellos cuatro iniciaron a conversar sobre negocios y política y tal como me había indicado la señorita Potss mi institutriz eran asuntos en los cuales una dama no comentaba así que me dediqué a prestarle toda mi atención a mi comida. Hasta que sentí un codazo de mi lado izquierdo haciendo que volteara lo más rápido que pude y miré con ojos de asesina.
– ¿ Qué te pasa preciosa, estos son los temas que te gustan? ¿Porqué tan callada?–
– Según mi institutriz esos son asuntos en los cuales una dama no debe comentar. – Lo dije tratando de imitar la voz de la señorita Potss y rode los ojos evidenciando mi fastidio
– Pero si esa no eres tu– dijo entre risas John
– ¿Qué es tan divertido?– indagó
–¡no te entrometas! – contestamos ambos al mismo tiempo.
– ya extrañaba eso– Río a carcajadas Edward y después se le unió papá.
– Vaya familia con…  carácter– dijo con desprecio el conde de Derby lo cual me molestó y poco me importó lo que dictaba el protocolo y cuando menos lo pensé se ya había hablado
– ¿ Y usted al menos tiene carácter?–  pregunte sin más, mi madre volteó a verme de manera inmediata llena de coraje y vergüenza por el modo en el le estaba hablando a un conde pero después volteé a ver a mi padre y hermanos orgullosos de mi por no detenerme ante aquellos que nos querían humillar por nuestro origen. Mientras Robert solo me miraba estupefacto como si no lo pudiera creer. Cómo si fuera una visión lo cual solo me incómodo más.
– Le he hecho una pregunta Milord – dije claramente molesta dando a entender que deseaba una respuesta
– disculpe Milady me está usted ofendiendo por supuesto que tengo carácter y orgullo– fue lo único que respondió
– Discúlpeme usted a mi pero el orgullo es el más fatal de los consejeros pues por él crean grandes prejuicios pero las palabras les enseñan, aunque en la mayoría de las veces tarde, lo que es humildad y sabiduría.
– ¿Qué es lo que está insinuando señorita?–
–¡¿ Cree que no nos damos cuenta que usted cree que somos unos salvajes e ignorantes?!, Pero déjeme informarle que tenemos más honor que usted– hablo mi padre dejándonos a todos absolutamente sorprendidos.
– pues se comportan como tal... Mire como ha criado a si hija se atreve está a juzgar y criticar a un conde en su cara cuando esté puede llegar a ser un importante socio de su padre o incluso su marido– grito perdiendo los estribos el conde de Derby
– La criado increíblemente, es .... Maravillosa – dijo el conde Devonshire
– No puedo creer lo que dices Robert es una salvaje y nació y se crio en Escocia no es ni refinada ni culta como nuestras damas inglesas – le gritó Marcus con la cara totalmente enojada muestras Robert lo miraba con cara de ingenuidad.
– No parece ser salvaje y no la conoces lo suficientemente para decir que no es culta aunque al parecer por sus palabras lo es y más inteligente que tú si es – Robert menciono intercalando miradas entre el conde de Derby y yo, mientras yo solo buscaba en su rostro si lo decía con sinceridad o solo una técnica para ganarse el favor de mi familia.
– Defiende si quieres a los salvajes yo me retiro nunca me ha parecido involucrarme con este tipo de gente pero esto me pasa por seguirte la corriente. - menciono el conde Derby mientras salía por la puerta del comedor.
– Gracias mi pequeña por mostrarnos el rostro de alguien en quien creíamos confiar– dijo mi padre y a ello asintieron mis hermanos.
– Denada es un placer, ahora sí me disculpan saldré a ver a Cielo – di la media vuelta y corrí hacia la parte trasera del jardín.
– Solo regresa temprano a dormir – fue lo último que escuche a mi padre decir antes de desaparecer y ver como detenía a mi madre.

¿Quién soy? #PGP 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora