Carias Amables.

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ADVERTENCIA: Dazai y Atsushi.

No era de extrañar que el de cabellos albinos tuviera cierto cariño hacia su salvador, aunque a veces dudaba de si sentía afecto o si empezaba a odiarlo y hartarse con cada uno de sus intentos suicidas.

-Ahh~. Por favor, disminuya sus intentos de suicidio, Dazai-san. - Hablaba con la voz cansada el albino.

Pues no era de extrañar se sentía agotado y mojado, ya que al imbécil de su superior se le ocurrió tirarse por undécima vez por aquel puente en que hacia al menos un par de días antes se había vuelto  a tirar.

-No puedo evitarlo, hoy la corriente parecía fuerte. - Y en efecto, la corriente era mas fuerte de lo normal, haciendo al albino, que se le dificultará el rescate hacia su mentor.   -¿Si no aguantas ir a socorrer me, entonces porque sigues haciéndolo? -

Las mejillas del mas joven se tiñeron de rosa, no pensaba decirle allí  mismo en la puerta de su apartamento que era porque le tenia como un padre o un ejemplo a seguir  –menos por lo de suicidarse–.

-Soy el único que se detiene a pensar en que es necesario para la agencia, y no depende de que tenga algún hechizo o maldición que lo impide morir. - Quejó el albino mientras abría la puerta de su apartamento. -También porque sino Kunikida-san me gritaría por dejarlo morir. -

El castaño soltó una corta y baja risa, llamando la atención del albino y ganándose del mismo una mirada de odio.

Con la puerta ya abierta el albino ingreso a su hogar, pero no se esperó que el castaño también ingresara en el mismo.

-Dazai-san, este no es su apartamento. -
-Lo sé. - Contestó el de ojos avellana. - Es que se me fueron las llaves en el río. -
-Pero puede abrirla de todas formas. ¿No? - Preguntó el albino, dándose cuanta de que ya suponía la respuesta.
-Dañaria la cerradura y me tocaría pedir que la repararán. -

Con solo esas pocas palabras los ojos del albino se volvieron blancos por culpa de su superior.

Con un suspiro resignado lo dejo pasar adentro de su casa.
-Prefiere darse usted primero un baño o si lo prefiere puedo ir a preparar algo de ropa para que este mas cómodo. - Habló el albino mientras ingresaba a su cuarto para abrir su armario y sacar una camisa de manga corta blanca, unos calzoncillos y unos shorts negros con rayas blancas en los laterales y ponérselos.

-Estoy bien así, Atsushi-kun. - El albino se asomó al pasillo donde estaba el castaño descalzándose para poder entrar.

El albino sin siquiera darse cuenta, se fijó en el cabello del contrario, dándose cuenta de que al igual que el suyo, el de Dazai también estaba mojado. -Dazai-san, es preferible que al menos se seque el pelo primero. - Dijo mientras se dirigía a su cuarto de baño. -Se podría resfriar. -

-Na'~. Es casi imposible que me enferme por algo tan simple. - Hablaba el castaño como si de una acción normal se tratara estar empapado —aunque si llegaba a ser algo normal por culpa de sus hobbies—, preocupando de sobre manera al menor.

-Aun así debería secarse el pelo Dazai-san. - Pidió el albino casi en súplica a su mentor, haciendo que este aceptará la toalla que había traído el albino para que se secara el cabello.

Mientras el castaño se quitaba su gabardina y se colocaba la toalla en el cuello, el albino se marcho hacía la cocina, con intenciones de prepararle algo al castaño y a él mismo para recobrar su temperatura corporal.

One-shots [BSD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora