Roces entre Sentimientos.

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ADVERTENCIA: Kunikida y Dazai.

Los despertares con resaca a veces son horribles, pero lo que es peor, es no recordar que cojones hiciste la noche anterior; no sabes si te fuiste a otro bar, o si (en este caso) te tiraste a tu acompañante.

Para mala suerte del castaño, fue lo segundo.
No entendía que coño hacía durmiendo en una cama con su compañero de trabajo, y mucho menos por que le faltaba la ropa y algunas vendas del cuerpo; pero, lo que le dio la pista de todo aquello fue, el inmenso dolor en la parte baja de sus caderas.

Aquella escena costaba millones de ver, pues era extraño ver la reacción de Dazai al no poder entender del todo cómo llegaron a ello; y por ende, ¡¿el cómo coño no sé controló?!

El castaño revolvió sus cabellos al no entender nada, dándose cuenta de que en sus muñecas no solo se mostraban los cortes causados por una cuchilla, o las marcas de las vendas que lo apretaban; no, también se juntaban marcas de mordeduras y chupetones por todo el largo de su cuerpo.
Ante esto el castaño no evitó bajar sus brazos y examinar el resto de su cuerpo sobre la cama; encontrándose a simple vista, mordeduras y marcas de agarre en sus caderas, en su pecho infinidad de marcas de dientes y chupetones, y hasta en la parte baja de su cadera encontró marcas.
Pensando que podría ser algún tipo de broma pasó su mano por una marca de mordedura en su muñeca, notando que; efectivamente, dolían.

Por culpa de los movimientos del castaño, el usuario de lentes empezó a retorcerse en la cama, llegando a buscar algo que sostener; o simplemente quería acomodarse.

Kunikida deslizó su mano por debajo de las sábanas, hasta notar como tocaba algo cálido y blando. Palpando un poco más notó que aquel tacto parecía ser de piel humana, pero aun así siguió, hasta que sin darse cuenta empezó a rozar el miembro del castaño, quien ante esto y por lo sensible que estaba aquella zona, el mismo usuario de esa parte no evitó el soltar un pequeño grito poco masculino por culpa de la sorpresa y la sensibilidad de su piel al contacto ajeno.

Al escuchar aquella voz, que por femenina que sonase, seguía siendo una que reconocía a la perfección, abrió los ojos como platos, dándose cuenta de que era su compañero a quien estaba tocando.

—¡¿Dazai?! — exclamó el rubio incorporándose en la cama.

—El mismo, ¿Kunikika-kun, p-puedes quitar tu mano de ahí? — preguntó el castaño, haciendo ver al rubio que su mano seguía en el pene de su compañero.

—¡A-Ahh! ¡Sí, claro! — retirándola de inmediato, el rubio empezó a ruborizarse al saber que había tocado una zona intima del castaño. —M-Más importante, ¡¿por qué estas desnudo?! — en un principio quería preguntar el porqué coño acabaron así. Pero al darse cuenta de la falta de ropa del castaño, no pudo fijarse en otra cosa.

—¡Tú también lo estás! ¡¿Y por qué tienes un fetiche con morder a las personas?! — exclamó el castaño señalando su cuerpo y cada una de las mordeduras que él había sido capaz de divisar.

—Y-Yo... Esto... ¡¿Y por qué estás en mi habitación?! — rebatió, dándose cuenta del lugar donde estaban ambos.

—¡Y yo que sé, solo me desperté aquí y ya! — rebatió de nuevo el castaño.

—...

—Ahh~. Vamos a calmarnos primero. — pidió el rubio, recibiendo un asentimiento de su contrario. —Empecemos por lo primordial. ¿Por qué estamos en la misma cama desnudos?

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2020 ⏰

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