Roces de Varios Filos.

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ADVERTENCIA: Fukuzawa y Mori.
ADVERTENCIA: Lemmon.

Era habitual ver a Mori en su despacho, en la última planta del alto edificio en el cuál se ubicaba la Port Mafia.

Pero, si se solía encontrar ahí... ¡¿Qué hacía en el despacho de su enemigo?!

Aquella respuesta solo la sabrían ellos y yo, pero si dejará de escribir ahora, ¿qué sentido tendría?

Empecemos por esta misma mañana.

Era normal que algunos empleados de la Port Mafia llegarán del trabajo por aquellas horas.
Era normal ver al perro de aquella organización deambulando por los pasillos hasta llegar al despacho de su jefe.

Unos simples toques bastaron para que el ser mas temido de toda la Port Mafia le dejará entrar.

-¡Oh! ¡Akutagawa-kun! - El tono de sorpresa por parte del mayor se notaba falso, pero su reacción se podría darse como perfecta para cualquier Oscar al mejor actor.

-Boss... Vengo a darle el informe de la misión y una nota por parte de la Agencia Armada de Detectives. - La voz fría del de cabellos negros era siempre en el mismo tono de inexpresividad, pero al mencionar la Agencia, no pudo evitar recordar a su pareja y por culpa de ello gruñir por no haber podido pasar una noche de pasión con él.

-¿De la Agencia? - El tono de Mori empezaba a mostrar interés, dejando de reposar su cabeza sobre sus manos entrelazadas, y levantar la un poco con interés.

-Exacto. -

-Bien. Trae la carta, mañana me entregaras el informe por escrito, te puedes retirar. - Ordenó su superior, haciendo que el azabache actuase según le habían dicho, para luego despedirse con una reverencia y darse media vuelta; sin darse cuenta de que nada más dejo la carta en la mesa y se despidió de su jefe, no paraba de acompañarlo una sonrisa tonta como si esta la tuviera cosida en el rostro.

-El amor joven. - Suspiró Mori, haciendo que por culpa de ese pensamiento se sintiera como si tuviera setenta años.

Dejando en paz aquella sensación de vejez; fijo su mirada en la carta para en un movimiento rápido de brazo, sacar un bisturí y abrirla.

Dentro había un trozo de papel doblado de forma que solo quedara una pequeña parte de lo que podía ser aquella hoja de tamaño normal.
Desplegándola solo pudo ver unas coordenadas en medio de toda la hoja.

Sabia bien de donde correspondían esas coordenadas, para decidirse a ir a ellas, hasta que se dio cuenta de que abajo había una fecha establecida de encuentro y unas normas en la parte posterior de la hoja.

Pasada la media noche, el jefe de la Port Mafia se encontraba en frente de la puerta del despacho del espadachín mas rápido que haya podido existir.

Llamó un par de veces para ver si dentro estaba el propietario de la carta, para solo recibir un "adelante" de forma grave detrás de la puerta.

Abriendo la puerta logró ver como aquel albino de mirada fría estaba revisando unos papeles para más tarde mirarlo de reojo; dándose cuenta de quien era.

-¿Interrumpo? - Preguntó juguetón el de cabellos oscuros.

El albino no respondió, solo le pidió que tomara asiento para así poder conversar de forma civilizada.

One-shots [BSD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora