-¡Yoon Gi! ¿Qué haces? ¡Levántate!
-¡No! ¡Si así es como tienes que confiar en mi palabra, así lo haré!
-¡Yoon Gi, que no voy a hacer eso, por dios! ¡Déjalo ya, la gente nos mira!
-¿Y qué si nos miran? ¡No me importa!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
_____ se encontraba boca arriba en su cama. No sabía hacía cuanto estaba despierta, pero se había cansado de intentar dormir así que sólo abrió los ojos para admirar su techo. Desde el momento en el que se había despertado para lo que era beber agua y seguir durmiendo, no podía parar de pensar en Yoon Gi, el motivo por lo que ahora se encontraba así.
Se giró, quedando de costado para esperar a que la alarma sonara, por la luz ligera que entraba por la cortina de su ventana notaba que ya en nada serían las 7.
Apagó esta cuando sonó y se levantó, para ponerse el uniforme. Chae Rin se quedó mirándola desde su cama, con los ojos entrecerrados debido al sueño.—Oye.
—¿Mhn?
—¿Estás bien? Te noto acelerada.—_____ negó con la cabeza y sin ganas de peinarse, se hizo una coleta, volviendo a la cama para taparse hasta la cabeza.—¿_____?
—Avísame cuando tengamos que ir a clase.
Chae Rin se quejó por lo bajo y se levantó con mala gana de la cama. Su compañera llevaba días rara y odiaba que no se lo contara. Terminó de vestirse y levantó a _____ quien sin decir nada se acercó hasta la puerta, abriéndola. Segundos después dio pasos hacia atrás, empujando a Chae Rin para cerrar de nuevo la puerta.
—¿Se puede saber qué te pasa?
_____ se giró a ella y suspirando, contestó.—Estaba Suga.
—¿Qué?
—En la puerta.
—¿Ah?
Chasqueó la lengua contra el paladar, no sabía como explicarle aquello sin fastidiarla.—¿Puedo confiar en ti?
—Empiezas a asustarme, ¿ya quemaste algo?—No sé como lo hizo, pero consiguió hablarle de todo lo que había pasado con Suga en menos de cinco minutos.—Vale, ¿y si a él le gusta He Sook por qué sigue con esta bobería?
—Dice que quiere hacerle sufrir.
Chae Rin bajó la cabeza unos centímetros mientras le miraba directamente a los ojos, sin creerse nada.—Ya, claro.
