Un paseó por el infierno y viejos recuerdos (parte 1)

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La noche empieza a asolar todo un pueblo, la luna se empieza a alzar y el silencio se apropia de todo el lugar. Nos envolvemos en toda una oscuridad y empezamos a entrar entre el follaje, el recuerdo de ese pequeño pueblo nubla mi mente, mientras nos dirigimos a entrar al bosque que nos impide llegar al pueblo que buscamos. Grandes árboles se alzan sobre nosotros, sus copas no se alcanzan a ver, provocan un ambiente oscuro y apagado. Santos va a la cabeza, avanzamos alzando nuestras armas, preparados para enfrentar a cualquier enemigo. Se empiezan a escuchar chirridos a lo lejos.
- ¿Qué a sido eso?
Pregunta Cam asustado.
- Son los demonios que resguardan éste bosque, al parecer se han percatado de nuestra presencia. ¡Sepárense y fuego a discreción en caso de contacto!
Respondió Santos, por lo que nos empezamos a dividir. De la nada la seriedad empezó a invadir, puedo ver los arboles, tupidos de ramas en la parte superior, mientras que en la inferior se encuentran pelones. Conforme avanzo el piso tiene un declive cada ves más visible. Puedo sentir la esencia de los demonios a lo lejos. De la nada, se empiezan a escuchar disparos, múltiples cargas de luz iluminan el bosque, alguien a sido descubierto, esto a perturbado el bosque. Escucho rugidos a la distancia y empiezo a correr hacia el frente, siendo precavido, para, no ser descubierto. El olor del bosque invade mis fosas nasales, unas pisadas me empiezan a seguir, pequeños golpes en el piso, duros y frágiles al escucharles, de repente siento un fuerte tacleo que me lanza hacía un grueso tronco. El golpe es tan fuerte que me empiezo a perder y de la nada lo veo, una criatura grande y escuálida, de brazos y piernas largos y delgados, al igual que su torso, un rostro frio y alargado, envuelto en unos ojos negros y profundos; me empiezo a concentrar y disparo una fuente de calor de mi mano en su contra, destrozándole el pecho, haciéndole caer al pisó muerto, para, dejarme caer en un sueño profundo.

°°°°°°°

La noche es parte de mi, las sombras son mi escondite, tus lamentos, tus huesos y tu sangre mi alimento, el pago por tus pecados es la tortura eterna y la muerte definitiva.
Todo es tan refinado en esta casa, contiene bastantes lujos, demasiado si consideramos quien vive aquí. La oscuridad inunda la noble morada de mi anfitrión, no hay ruidos ni lamentos, es hora de despertar.
Un mal sueño, en ocasiones, es una simple pesadilla, un miedo, una mala jugada de la mente, pero, también puede ser la llave de un demonio, para, entrar en tu vida, atormentar o destruirte.

Un hombre se despierta repentinamente, se encuentra recostado en su cama, junto a quien es su mujer. Se levanta cuidadosamente y se dirige a la habitación principal.
- ¿Que haces aquí?
- No te parece obvio, he venido a cobrarme un favor, o acaso no saliste de la calle como mal viviente, para, tener todo esto, gracias a mi.
El hombre se retrocede y muestra duda y miedo en su ser.
- Lo sé, lo sé, pero pero tenías que venir aquí, a mi casa, aquí está mi familia.
- A ti no te incumben mis decisiones, yo me muevo por donde yo quiera, ya deberías saberlo.
- Lo sé, te pido una disculpa, ¿que es lo que necesitas, que quieres?
- Quiero la ubicación del que se hace llamar el sultán de Sodoma, los quiero a el y a sus hombres.
- No puedo decírtelo, si te lo digo mataran a mi familia y me venderán de esclavo.
- Pensé que lo dirías, por eso decidí tomar mis precauciones, por ejemplo, tu hijo el menor, tu orgullo, tu único varón, sería una pena verlo sufrir.
Tengo en mis manos a su hijo, tierno y frágil, un dulce bebe. Lo alzó y lo mantengo en el aire mientras duerme.
- ¿Me lo dirás?. Le preguntó viéndole fijamente a los ojos, con una mirada fría y sin vida.
- No puedo decírtelo, me matarán.
Se escucha un hueso romperse, frágil y delicado, un llanto empieza a inundar el cuarto, impotente, llenó de dolor.
- ¿Me lo dirás ahora?
- No puedo, mi hijo. Grita el hombre, empezando a lagrimar por los ojos.
- Hay no, eso no es lo que quería oír, pero creó que también se a roto una pierna.
El crujir del hueso del bebe se oye, el llanto se hace más fuerte.
- Mi paciencia se agota
- Dejalo en paz, el no tiene nada que ver.
- ¡Respuesta incorrecta! Muevo dos dedos de manera agresiva y está vez crujen varios huesos, entre ellos el cráneo. El niño empieza a llorar más, sus ojos se abren lo más que pueden, mientras se retuerce de manera inútil en el aire.
- Recuerda que lo puedo mantener vivo el tiempo que quiera, puedo prolongar su sufrimiento. El niño, su cuerpecito se a llenado de moretones y coágulos que tornan su piel morada, además del sangrado de su nariz y boca, su llanto es ahogado, debido a la sangre en su boca.
- Esta en el desierto, en una cueva al norte, hay a montado su campamento, solo devuelveme a mi hijo.
- Vez, que te costaba.
Empiezo a avanzar fuera de la casa, dejo caer al bebe al piso y desaparezco en la oscuridad.
El hombre corre a donde su hijo, lo toma en brazos mientras llora y luego, el bebe desaparece.
- En verdad creiste que lastimaría a un inocente, volveré, hasta entonces vive.

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