Capítulo 4

53 1 0
                                    

Por fin viernes, después de estos 4 días interminables entre apuntes y más apuntes, el fin de semana llegaba y con el, un poco de paz, o eso esperaba. Esta semana no hice mas que estudiar, de mi casa a la universidad y de la universidad a mi casa, alguna que otra tarde Conny había venido para estudiar juntas pero ninguna gran cosa más. Tampoco volví a ver a aquel chico tan extraño que me habló en la puerta de mi casa cosa que me tranquilizaba, me daba algo de miedo. Ahora me dirigía al gimnasio donde estaba mi hermano, se le olvidaron las llaves y como no, yo soy la tonta que se las tiene que llevar.

Después de unos cuantos pasos más me adentré en aquel lugar, recibiendo las miradas de algunas personas que estaban allí. Mayoría chicos, como no. Negué con la cabeza y comencé a caminar entre centenares de máquinas deportivas buscando a mi hermano, pero ni rastro de él. Era la primera vez que venía aquí, no soy muy partidaria de los armarios empotrados ni de los lugares donde se formaban, y tampoco me gustaba el boxeo, ver como dos personas se machacaban por "diversión" no me agradaba.

-Ali, estoy aquí!-La  voz alterada de mi hermano me hizo rodar y ver que se encontraba con unas grandes pesas. Como podia levantar eso? Pensé.

Me acerqué con paso ligero hacia donde estaba, el soltó aquella monstruosa barra y se incorporó.

-Aquí tienes, la próxima vez te las pones con imán.-Bufé y el rió.

-Gracias anda.-Dijo cogiendolas y volviendo a la acción de antes.

Nos despedimos con un gesto de cabeza y me encaminé hasta la salida entre cuerpos sudorosos.

-Alison!!

Me gire viendo como Dylan venia dando zancadas hasta mi, me miraba sorprendido.

-Que haces aquí?

-No te asustes, solo vine a traer una cosa a mi hermano.-Suspiré y el asintió.

-Ya te vas?

-Eh...es lo que iba a hacer, sí.-Reí.

El titubeó unos segundos.

-No quieres quedarte? vamos, ven un rato y te enseño a luchar.

Dijo, haciendo con sus puños un movimiento algo gracioso.

-Lo siento, no me gusta, no es lo mío.

-Vamos, al menos quedate y me ves.-Insistió.

Tenia algo mejor que hacer? no.

-Esta bien, pero solo un rato.-Recalqué eso último y el asintió victorioso.

Me indicó el camino tras él y llegamos a la zona de boxeo donde había un ring, algún que otro saco colgado y unas vanquetas. Me senté en una de estas observando los movimiento de Dylan, se despojó de su camiseta dejandome ver su formada anatomia y se colocó los típicos guantes de cuero negro para subir al ring donde lo esperaba un hombre, debía ser el entrenador. Comenzaron los golpes, giros, todos aquellos movimientos bruscos que hacían. Aburrida, mire hacia el reloj que había en una de la paredes, 7 y media. No tardaria mucho en anochecer, tampoco quería esperar a que cayera la noche para irme y como mi hermano esta noche la pasaba con unos amigos no lo podia esperar para irme con él. Me levanté llevándome la mirada de Dylan que me miraba desde arriba.

-Me voy ya.

-No quieres esperar a que termine y así te acerco a casa? traje el coche.

-Gracias pero no importa, yo iré sola.-Sonreí agradecida y lo despedí con un gesto de mano, volteé para ir hasta la salida cuando mis pies se encajaron de cuajo en el suelo y comenzase a subir por ellos un escalofrío que recorría todo mi cuerpo. No podía ser verdad, no podía ser él. Trataba de pensar que hacer para que no me viera y salir de aquí lo más pronto posible, pero sus brillantes ojos chocaron con los mios, una  pequeña sonrisa se formó en sus  labios, yo aparté la mirada de él y rápidamente corrí con Dylan que ya se había bajado del ring, era mi única salvación.

ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora