→Capítulo III

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"Declaran desaparecida a camila, hija del empresario Richard, desde ayer por la noche después de no encontrarla en su residencia en las vegas. La policía aún está buscando testigos, pero las únicas personas que habían viajado con ella también están desaparecidas... "

El somnífero había hecho efecto en ella desde que habían partido de las vegas. No específicamente en un avión de primera clase, sino más bien en una agencia de la que ella jamás había oído hablar.

Con amenazas, algunos gritos y llantos, jimin había logrado que camila no hablará en todo el viaje. Que carácter tenía esa mujer. Discutía tanto con el como podía. Cada vez que tenía la oportunidad, ¿Acaso no sentía ni un poco de miedo con el?, era diferente... muy diferente a cualquier otra

Jimin la tomó del brazo, después de 12 horas de viaje, era la primera vez que la tocaba. La sostuvo fuertemente, ella solo cedió. Él metió las llaves del departamento en la cerradura y procedió a abrirlo. Hizo entrar a camila.

— ¿Te gusta? — le preguntó a ella, refiriéndose al departamento

— No — le respondió ella. Seca. Y con un hilo de voz. De inmediato se adentro más al pequeño cuarto que jimin había conseguido para los dos.

— ¿Pensaba que iba a comprarme una suite solo para tenerte a ti? — la vio entrar. Delicadamente posó sus ojos en las caderas de ella, sin que lo notara del todo. Relamió los labios ahora al observar su delicioso trasero, y si... Tal vez pensar un poco... Todo lo que haría con el. Cerro la puerta del departamento, solo el sabía cómo asegurarla por si camila quisiera escapar. Dos candados. Tres y después se hicieron cuatro. Una barra de seguridad. Y otra amenaza.

—Creo que no tengo que volver a repetirte lo que te pasaría si intentas
salir ¿No?

Ella ni siquiera le respondió. Su cuerpo empezaba a debilitarse. Ahora más que nunca deseaba dormir. El  somnífero de jimin, que el había utilizado en su pañuelo, le había hecho efecto... o tal vez solo deseaba llorar un poco en algún lugar lejano, sin que el pudiera verla.


— Necesito dormir...

Jimin la miró de reojo. No es que realmente le importara lo que ella necesitaba, su misión era solo tenerla y exprimir todo el dinero que pudiera conseguir de ella, pero de alguna u otra manera... quiso atenderla.

— No hay lugar. Esto no es un  hotel nena

— No necesito una cama, solo necesito dormir — se sentía peor que nunca. Descompuesta. Lo último que le faltaba en ese momento era enfermarse

Jimin escuchó sus últimas palabras. Se adentro a la única habitación que había en ese pequeño departamento y entrecerró la puerta para que camila no pudiera observar lo que hacía haya adentro. Sacó un par de sabanas y una manta gruesa para luego tenderla en el piso.

— Duerme aquí — camila lo escucho y fue hasta la habitación en donde jimin estaba

— Gracias... — no se esperaba ese gesto de el. Levantó la mirada, que guapo era... de verdad... le gustaba mucho mirar sus ojos. Aunque pareciera una tontería. Jimin solo asintió.

— Camila — murmuro el. Y a ella le dio un pequeño escalofrío al escuchar su nombre entre sus labios. Tanto que llegó a erizarle la piel. — No causes problemas ¿si? No quiero tenerlos contigo – le dijo, antes de cerrar la puerta de la habitación.

Con todo esto no había llegado a preguntarle su nombre, ¿como es que se llamaba? Aun no lo sabía. Pero después de todo no había resuelto tan mal... observo lo que había hecho por ella para que pudiera dormir y le dieron ganas de llamarlo... preguntarle su nombre, se río de ella misma al escuchar sus propias fantasías. ¿Qué dirían sus amigas de algo como eso?, volvió a reírse.

Ahora se concentró en su ropa. No se la cambiaba desde ayer. Como odiaba aquello. Volteó a mirar la puerta de la habitación, completamente cerrada, no perdería nada si se cambiaba ahí mismo. Así que se quito la ropa que tenía desde ayer y se adentro en el pequeñísimo baño que había dentro de la habitación, colocándola sobre el lavadero. Su bonito encaje quedó al descubierto, junto con esas bonitas braguitas de ceda que le remarcaban muy bien las deseables caderas.

Se quitó los zapatos, deseosa por descansar por fin. Salió del baño, después de a ver lavado como pudo su ropa y dejándola secar y después de eso, se acostó sobre las sabanas que habían en el piso.

[ Pero que buena estaba, muy buena, buenísima. Con todo en su lugar. Y si empezaba por las piernas, pararía en un lugar prohibido que su lengua moría por probar. ¿Qué pasaría si se la comía ahora? Jimin intento aguantarse las ganas. Miraba todo desde la puerta. ¿Es que acaso era un plan para provocarlo como nunca en su vida? Relamió los labios, ahora mirándole los senos, redondos y jugosos. Deseo tanto lamberlos ahora mismo, hasta hacerla gritar tan fuerte como podía, era su única petición. Hacérselo, tanto. Duro. Durísimo. Meter su miembro entre esas piernas deliciosas. Hacerla gozar hasta escucharle pedir más y más. "Cierra la puta puerta" Se dijo así mismo. Dándose cuenta de la enorme erección que ahora adornaba sus pantalones con solo mirarla tendida sobre esas sabanas, con una bonita lencería. "Y cuanto amaría sacarsela con los dientes ahora" Dijo entre sus pensamientos. Oh mierda. Que diosa. "Entra y follala... " Le dijo su subconsciente muy dentro de el. Jimin cerró y abrió los ojos rápidamente, necesitaba irse de ese lugar antes de que pudiera terminar irreconocible con ella. Follandola con todas las fuerzas de sus caderas. Cerró la puerta sigilosamente. Vaya, estaba con la vista más nublada que nunca, necesitaba follar, follar duro con alguien, ahora mismo. Y no se aguantaría las ganas.

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Secuestrada | Park Jimin |Pausada| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora