→Capítulo VII

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Y corea amanecía nubloso ese día. Camile se asomó por la puerta de la pequeña habitación... Otra vez, el afuera, ahora encendido por los escasos rayos de sol de la inmensa ventana que se extendía ante el. ¿Habia mencionado lo guapo que era? Y no lo había recordado... Ni siquiera conocía su nombre. Los pequeños ojos de camile se pasaron por toda esa masa de músculos, desde la punta de los pies hasta el último cabello. Y pensar que anoche estuvieron a punto de...

— Ven aquí — la había sentido desde hace varios minutos. Camile abrió más la puerta para salir — ¿Me has oído? Ven — le dijo de nuevo

— ¿Qué?

— Necesito las claves de tus tarjetas. Escríbelas en ese papel ahora mismo, que no tengo tiempo para perderlo

— Mis...

— ¡Tus claves! — gritó. Camile observó el papel tendido sobre una pequeña mesa con un bolígrafo, se acercó a el antes de que jimin pudiera gritar más — No tengo ni un solo minuto más, así que escribe las claves de una vez.

Camile movió la mano rápidamente. Apenas podía recordarlas por lo nerviosa que jimin la ponía. Dígito un par de números, para luego escribir un par más hasta completar el grupo.

— Tienes dos tarjetas de crédito a tu nombre y dos de débito — dijo al observar que había digitado la clave de solo una — Escribe las claves de todas tus tarjetas

— No recuerdo las dos últimas.

— ¡No me mientas! — volvió a gritar. A camile le entraron ganas de llorar, sin embargo, no lo hizo.

— Te lo juro... No las recuerdo — ahora con las manos temblando

De pronto las paredes resonaron. Jimin las golpeó de nuevo. Un par de veces más. Desquitándose por completo. Lo necesitaba. Necesitaba tener un descanso de su propio ser, de sus propios recuerdos, de camile, de lo que había pasado anoche.

Golpeó la pared tres veces más, los ladrillos explotarían en cualquier momento. Explotarían como el, que no tenía control... Cada vez que recordaba la clase de persona que había sido hace unos años. Y de lo que había sido capaz.

— Voy a recordarlas — dijo camile, entre lágrimas escondidas. Su rostro húmedo lo decía todo — Te lo prometo – le entregó el papel, que casi se cayó de sus manos por lo temblorosa que se encontraba ella misma.

Jimin descanso de sus propios golpes, recibiendo el papel que camile le daba. ¿Que culpa tenía? Acaso.. ¿Ella había tenido que ver con sus errores del pasado?  La vio voltearse de espaldas, y explotar en llanto ahora que ya no lo miraba.

— Deja de llorar no vas a solucionar nada con eso. — camile detuvo las lágrimas, aunque por dentro prefería morir. Sin mentiras, prefería al hombre de ayer — mientras más rápido salgamos de esto, más rápido te irás de aquí — camile le prestó atención, no había nada que desee más que irse de ese lugar ahora mismo — Y más rápido te olvidarás de mi

Le dijo sin saber... Que pronto eso sería lo que más le dolería.



Secuestrada | Park Jimin |Pausada| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora