Cap 12

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Pov Elizabeth

Meliodas: espera, Elizabeth ¿qué dijiste?

Procesé lo que dije

"Te amo"

Te... amo

MALDITA SEA!!

Elizabeth: ¡n-no! O sea ¡si! ¡Pero no! — ¿respuesta estupida? Entonces, evasión estupida — tengo que ir al baño

Me levanté intentando escapar de la situación, sin embargo, fui detenida por su mano, la cual Romana con delicadeza mi muñeca

Meliodas: no te vas a escapar de esto eli, responde

Ya me jodí

Pov meliodas

Se quedó callada

No me respondía

No tuve otra opción más que tomarla en mis brazos y depositarla en la cama, siendo acorralada por mi cuerpo encima de ella

Meliodas: por favor Eli, dime si lo que dijiste es verdad — desvío la mirada avergonzada

Elizabeth: realmente lo siento — trago saliva — fue algo que no pude evitar, sé que no es mutuo, que estoy enamorada sola, pero- — la callé antes de que siguiera diciendo estupideces

La besé

La besé, liberando todo lo que sentía por ella y tuve que callar

No tardó en corresponder a mi acto, siguiéndome el beso con la misma intensidad, pasión, y amor que yo le estaba transmitiendo

Mordí su labio inferior, logrando sacar de su preciosa boquita un delicioso gemido, que fue neutralizado por mi lengua adentrándose en su cavidad bucal

Maldita sea que había extrañado sus labios

Me gustaría decir que nos quedamos así mucho, mucho, tiempo más. Pero no, nos separamos cuando no teníamos más oxígeno. Nuestras respiraciones eran aceleradas, y la mirada que compartimos decía mucho más que mil palabras

La amaba

Y ella lo entendió con tan solo verme a los ojos

Me atrajo hacia su cuerpo con sus brazos y piernas, quedando aferrada a mi como un koala

Me reí por su infantil actitud, mientras que cubría a ambos con las mantas

No estás enamorada sola, princesa

Siguiente día

Desperté

Y lo primero que vi me hizo sonreír con arrogancia y burla

Meliodas: ¿acosándome tan temprano? — desvió la mirada

Elizabeth: no sé de qué estás hablando — besé su frente

Meliodas: dime preciosa, te gustó verme dormir — se encogió de hombros

Elizabeth: no tanto

Pequeña mentirosa, tu sonrisa te delata

Sin poder contener las ganas, la besé. De una forma dulce y calmada, pero al mismo tiempo apasionada

Unos minutos después nos separamos

Elizabeth: tengo hambre — me reí por su repentino comentario

Meliodas: entonces vamos a comer

Elizabeth: ¡si! — negué con la cabeza

Es como una niña

Fuimos a la cocina, y obviamente ella cocinó

Amor esclavizado  [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora